sábado, 28 de noviembre de 2009

Segundo Domingo de Adviento

Bar 5, 1-9; Salmo 125; Flp 1, 4-6. 8-11; Lc 3, 1-6

"Venga a nosotros tu Reino"

[Aunque la entrada tenga cero comentarios, para esta monición me inspiraré por el de sor Amiga Mía (no pretende ser una pista: todas lo sois), por hacer eso que ella sabe tan bien para agradar al Señor. (No pretende ser un elogio: todas lo hacéis).
La razón que ello sea posible, esto es, que yo pueda inspirarme en un comentario en blanco, es la comunión de los santos.
No es que yo (el burro delante) lo sea; el tentador no perdería el tiempo con ello, bien sabe dónde me duele. Y, en palabras de ellas: “monjas, pero no santas”; (aunque Dios diga lo contrario… ellas son así).
Pero sobre todo creo en la Comunión. Como muchos domingos, desde hace ya varios años, compartiremos la Mesa del Señor.
Y sobrarán comentarios.]

Al escuchar las lecturas de este segundo domingo de adviento quizás recaigamos en lo parecidas que son a las del pasado domingo:
Comenzaremos recordando las palabras del profeta acerca de la esperanza de Jerusalén en la Justicia del Reino de Dios.
El salmo alabará a nuestro Señor, Bueno y Recto, que sabe cambiar la suerte de los humildes
En la epístola, con una entrañable oración se nos animará a seguir adelante en aquello que agrada al Padre, que agranda nuestro amor y nos acerca al día en que Cristo nazca en nuestros corazones.
Y el evangelio, volverá a anunciarnos la Salvación.

La diferencia, notable diferencia, reside en el protagonista de cada evangelio.
El domingo pasado era Jesús proclamando, concluyendo, la Buena Nueva.
Hoy es Juan quien la inicia, anunciando un bautismo de conversión.
Juan, el más grande hombre nacido de mujer; pero insignificante comparado con el más pequeño que ya vive el Reino de los Cielos

Acojamos la Palabra con la ilusión con la que un niño aguarda la Navidad… ¡y sus increíbles sorpresas!

sábado, 21 de noviembre de 2009

Primer Domingo de Adviento

Jr. 33, 14-16; Salmo 24; 1ªTes. 3, 12-4,2; Lc. 21, 25-28. 34-36

Para esta monición hemos tenido la colaboración de Conchi (creo poder llamarla así).
Veréis; es la mujer de Fernando, sacerdote (entonces) que le diera la primera comunión a Mari Carmen, mi mujer. Después fué su profesor: de administrativo primero y de buena amistad después.
Compartimos con ella, Conchi, mi mujer y yo, la esperanza de que Fernando nos aguarda y nos ama en el seno del Padre.

Una vez más, el lenguaje escatológico de Jesús no pretende, para nada, infundirnos temor.
Bien al contrario, sabemos más que un deseo, es vocación de Jesus que no tengamos ni sintamos miedo.
Para eso ha venido, para liberarnos.
Pues tienen miedo los que se esconden, los que se ocultan. Los que agachamos la cabeza  porque el agobio de la vida nos embota la mente y el corazón
Pero la Palabra que oiremos hoy nos hablará de alzar la cabeza y de una liberación que nos llegará a todos, por igual. Sí, por igual; no según nuestros "equitativos repartos", sino que a todos los que, de una forma u otra, procedemos para agradar a Dios, Cristo nos abrirá la puerta de la habitación que nos tiene reservada, en su ciudad santa, la nueva Jerusalén, justicia de nuestro Señor.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Domingo 22 de Noviembre. CRISTO REY

(Dn 7, 13-14; Salmo 92; Ap 1, 5-8; Jn 18,33b-37)


Hoy celebramos la Solemnidad de Cristo Rey del Universo. 

Las lecturas proclamarán la realeza, dominio y poder de nuestro Señor Jesucristo sobre todo lo creado, por días sin término

Una fiesta que culmina el año litúrgico con una contundente interpelación personal en forma de pregunta a nuestro Salvador: “¿Eres Tú el Rey de mi corazón, el Rey de mi universo?”

Será sobre todo en el evangelio, Su Palabra, que oiremos Su respuesta.