Ex 32, 7-11. 13-14; 1 Tim 1, 12-17; Lucas 15, 1-32
(Lamento no saber cuál es el salmo para hoy)
"Así habrá más alegría entre los ángeles de Dios..."
¿Qué hizo o dejó de hacer ese padre perfecto para que su hijo no tuviese más opción que marcharse?
Ese padre tan bueno y generoso (léase 'permisivo'), ¿no podía haber cedido a las peticiones (¿debiéramos leer 'exigencias'?) de su hijo?
¿No pensó este padre que así perdería definitivamente a su hijo?, ¿que jamás regresaría?, ¿que le condenaba a una muerte más oscura que la mala vida que buscaba... pero, al fin, vida?
¡Ah...sí... En el evangelio este tuyo la verdad siempre triunfa! ¡Lo bueno siempre nos salva!... Y finalmente, todos comemos perdices...
¡No en este mundo, majo!
¡Qué falacia de parábolas!
¿Qué pastor abandona su rebaño por buscar una sola oveja? ¡Ni el más loco lo dejaría solo si no es por salvar su pellejo!... lo único más importante que perder la honra y el empleo.
¿Qué cauta mujer y vecina reconocería haber perdido ni siquiera un pequeño grano de mostaza para así, seguro, ser reprobación y mofa: "¡qué bien cuida de lo suyo, vecina!"
¿Qué hizo su padre -repito- a este buen hijo para que abandonase su casa? ¿Por qué no retenerlo costase lo que costara?
¡Me diréis: quedóse a la puerta esperando...! ¿y si nunca hubiese regresado? ¿Si su vanidad hubiese sido más fuerte? O simplemente, la fatalidad...
Porque, no creo yo, tampoco, en esa otra falacia de los talentos... ¿recuerdas? Ese criado que finalmente tuvo miedo y escondió la moneda... y así ser reprendido por su señor: ¡Doble burla y mentira! Porque efectivamente, el señor de este mundo, quiere su ganancia... pero más severamente castiga la pérdida. Y es bien sabido que este mundo no lo es de perdedores.
¿Qué...? ¡Sí... soy profesor...si prefieres, maestro...! ¿qué viene al caso?
(...)
¡Pues tienes razón!
No debemos juzgar a nadie por como responda en su escolar edad. Después, el más listo se hace cabrero; y el que prometía, putero (con perdón); aquél que no sabía hacer la 'o' con un canuto es un buen fontanero, honrado y querido por los suyos.
Nadie sabe ni su cómo ni su porqué.
Nadie es buen padre de su hijo, ni buen hijo de su padre, sino aquellos que une el espíritu.
Obremos, recemos para que seamos dignos de ser parte de ellos... al acabar esta infancia nuestra.
martes, 7 de septiembre de 2010
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BUENOS DIAS SU CHICO:
ResponderEliminarUNA VEZ HICE UN ESCRITO SOBRE EL HIJO PRODIGO.
YO MIRA, LO QUE EN AQUEL MOMENTO SE ME OCURRIÓ, ES QUE EL HIJO QUE HABIA SIDO BUENO, QUIZÁ TUVO CELOS, DEL BUEN RECIBIMIENTO QUE HIZO EL PADRE AL HIJO PRÓDIGO.
PERO EN ESTE MOMENTO, LAS 7,3O DE LA MAÑANA, YO INTERPRETO LA ACTUACIÓN DE AQUEL PADRE, COMO LA DIOS NUESTRO SEÑOR, QUE EN SU MISERICORDIA, NOS PERDONA Y NOS ACOGE A PESAR DE NUESTRAS DESOBEDIENCIAS Y MALAS ACCIONES.
AL FINAL TODOS PODEMOS SER HIJOS/AS PRODIGOS/AS
UNA ABRAÁDA, Montserrat
Me reconozco hija mayor cuando en momentos de mi vida no he sabido agradecer tanto don por estar en su casa.
ResponderEliminarMe reconozco como hija menor cuando me largué de las seguridades de la Casa y busqué caminos que no eras los que con tanto amor Dios me tenía preparados.
Me reconozco como Madre cuando salgo al encuentro de mis hermanos, desinteresadamente, dnado gratis lo que gratis he recibido, siempre en camino al encuentro del alejado y del cercano, de todos sin excepción.
¡Buen día! M Luisa