Salmo 24 ("El Señor enseña el camino a los pecadores...
... enseña su camino a los humildes...)
Flp2, 1 - 11 ("Si querésis darme el consuelo de Cristo")
Mt 21, 28 - 32 ("¿Quién hizo la voluntad del Padre?")
Recapacitar... convertirse.
Todos somos pecadores; algunos
"más persistentes y obstinados" que otros. Pero difícilmente se
excluyen entre sí los términos "hombre" ("mujer") y
"pecador" ("pecadora")
Si eso lo tengo claro, más aún la
infinita bondad y paciencia de nuestro Padre hacia nosotros; más aún la eterna
determinación del Maestro de instruirnos en sus caminos.
El "problema" es nuestro:
no querer recapacitar; no sentir necesidad alguna de cambio. Los "otros"
sí, claro; y "deben" hacerlo. Pero "nosotros" que somos
"leídos y escribidos" no toleraremos que ningún nazareno nos muestre
sus senderos (y menos tan estrechos); ¿convertirnos... ¡de qué!?
El Señor enseña el camino a los
pecadores; hace falta sentirse humano, débil, desconsolado y desesperado por
creer haber perdido la posibilidad de convertirse... y sin embargo ansiar el
perdón; más aun ¡osar a desear sentirse resturado en humanidad, restituido en
dignidad!
El Señor enseña su camino a los
humildes.
Y temo que los cristianos, por
ello, nos estamos alejando de su camino
Estamos ensoberbecidos por creernos
los justos, los defensores de la vida, los dueños de la verdad
Nos contamos por millones, incluso
de jóvenes; alardeamos de ello
Si en verdad fuésemos tantos...
¡seríamos los cristianos los más hipócritas de las criaturas! ¡Diríamos lo que
no hacemos!... ¿Dónde están los millones de jóvenes impidiendo el linchamiento
que acaba de consumarse en EEUU?... ¿Dónde los millones (contra los pocos miles
de "ateos") que venden la muerte con la que este mundo pretende
esclavizarles y lo entregan todo por dar y ganar vida para el bien llamado
"cuerno de África" y para ellos mismos? Y la última pregunta ¿qué
número hago yo?
Necesitamos la humildad, sobre todo
nuestros dirigentes, de admitir que no lo estamos haciendo bien. Que no somos
tantos. Y los que estamos ni somos buenos ni ya tan jóvenes (que los hay; muy
afortunadamente; ¿y muy a pesar de...?). Necesitamos sentirnos pecadores y
reconocerlo abiertamente. Con dolor; pero sin rabia. Con miedo, quizás... pero
con esperanza. Ocultar, querer negar (y aferrarse al poder) solo traerá más
dificultad, más muerte...
Ciertamente hay muy pocos humanos
verdaderamente santos (lo que incluye la humildad) que no necesitan conversión.
El resto, vaya que sí. Depende de nuestro orgullo y nuestra vanidad admitirlo
Puedo decir y aparentar muchas
cosas. Pero solo una respuesta es importante:
¿Hago la voluntad del Padre?
En el Amigo
al + mc
Hola su chico:
ResponderEliminarNo se si soy una buena cristiana, procuro cada día mejorar un poquito.
Mañana en mi barrio es la Procesión del Santísimo Cristo de la Luz.
Yo soy de esta Parróquia.
Una abrazo, para ti y tu chica, Montserrat