lunes, 25 de enero de 2010

Pedro de Blois (día tras día)

Hay tres venidas del Señor, la primera en la carne, la segunda en el alma y la tercera en el juicio. La primera tuvo lugar a medianoche, según la palabra del evangelio: A media noche se oyó una voz: ¡Que llega el esposo! Esta primera venida ya pasó, porque Cristo fue visto en la tierra y conversó con los hombres. Actualmente estamos en la segunda venida, pero con la condición que seamos de tal forma que pueda venir a nosotros; porque ha dicho que si le amamos vendrá a nosotros y hará su morada en nosotros. Esta segunda venida, pues, es para nosotros una verdad con cierta incertidumbre porque ¿quén sino el Espíritu de Dios conoce quiénes son de Dios? Aquellos que el deseo de Dios arrebata fuera de sí mismos saben bien cuándo llega él; y, sin embargo, no saben de dónde viene ni adónde va. En cuanto a la tercera venida, es muy cierto que ocurrirá y muy incierto cuándo será, puesto que no hay nada más cierto que la muerte y nada más incierto que el día de la muerte
La primera venida es humilde y escondida; la segunda es misteriosa y llena de amor; la tercera será resplandeciente y terrible. En su primera venida, Cristo fue juzgado injustamente por los hombres; en la segunda, nos hace justos por su gracia; en la última, lo juzgará todo con equidad: Cordero en su primera venida, León en la última, Amigo lleno de ternura en la segunda


La segunda... el momento en que vivo. ¡Así sea!
En el Amigo
al + mc

domingo, 24 de enero de 2010

Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario

Jr 1, 4-5.17-19; Salmo 70; 1Cor 12, 31--13, 13; Lc 4, 21-30

"No les tengas miedo que (...) el amor no pasa nunca"

Las lecturas de este domingo, lo repetiremos en el salmo, lograrán que nuestra boca cante tu salvación, Señor; y que todo nuestro ser recuerde que en nuestro bautizo se nos hizo, para ello, profeta, sacerdote y rey.
Y esto pudiera ser el nexo que las una: un singular ejemplo de cómo actuar en cada caso.
Como profeta, Jeremías es escogido y consagrado para anunciar a todos los pueblos un mensaje radical que ni las leyes de los poderosos ni el hambre del pueblo lograrán acallar. También para nosotros es difícil no tener miedo; ¡si tuviésemos la valentía que cabe en un granito de mostaza!
Como sumo sacerdote, el propio Jesús, ya no profeta sino mismísimo Verbo de Dios Encarnado, tampoco es aceptado. Pese a todo, una buena nueva: la Palabra se hace paso entre nosotros; ¡dichoso el que no La deje alejar!
Pero antes Pablo se expresará como rey. No al estilo de la política de este mundo sino, ya sabéis, al estilo del Reino: como un padre paciente explicará a sus amadísimos hijos de la comunidad de Corintio o de esta comunidad de Paterna, entre otras, el mandato soberano del que es Rey de reyes: cómo se lleva a la práctica Su mandamiento de Amor.

lunes, 18 de enero de 2010

Tercer Domingo del Tiempo Ordinario

Ne 8, 2-4a. 5-6. 8-10; Salmo 18; 1Cor 12, 12-30; Lc 1, 1-4; 4, 14-21

" Todos hemos bebido de un solo Espíritu"


Es hoy tercer domingo del tiempo ordinario. Los acontecimientos recién vividos en estos días (alegres como la navidad, desoladores como el terremoto de Haití) se van normalizando. Al parecer, nos es difícil vivir y, aun menos, convivir sin acotar nuestra conducta y, peor, nuestras esperanzas y alegrías, a unas normas, a “lo que toque” del día.
Quizás por eso hoy, la Palabra, siempre extraordinaria, en boca de Esdras el escriba, nos convoca y anima a estar alegres, a consagrar, no solo hoy sino nuestro día a día, al Señor.
“La voluntad del Señor es pura y eternamente estable”, nos dirá el Salmo.
Y su voluntad es que seamos uno en Él, como Él lo es en el Padre. Así nos lo explicará Pablo en su primera carta a los Corintios.
Y para ser un tiempo ordinario o precisamente por serlo, cuando menos lo esperamos,  la Buena Nueva no podrá ser más esperanzadora: “Hoy se cumple la Escritura”
Estemos atentos, pues, a ella.

martes, 12 de enero de 2010

Domingo 17 de Enero

Is 62, 1-5; Salmo 95; 1Cor 12, 4-11; Jn 2, 1-11

"(...) un mismo Dios que obra todo en todos"

Cuando tragedias como la ocurrida en Haití tan desbastadoras que incluso los palacios de los más poderosos han sucumbido y trituran sin piedad, hoy como en cualquier época, a los más débiles y necesitados… ¿dónde encaja “no les queda vino”?
Busquemos respuesta en nuestro corazón, ya que la mente difícilmente dará razón de tanta miseria que pudo ser evitada.
Pese a sentirnos quizás como los apóstoles cuando no pudieron hacer nada por el niño epiléptico, debemos  intentar lo: ser eficaces y aprender a rezar por ellos, por nosotros.
Comprender que la frase a repetir,  a memorizar  en cada rincón de nuestro ser es “haced lo que El os diga”
Por eso, como en cualquier época pero hoy más que nunca, estemos atentos a su Palabra.


sábado, 2 de enero de 2010

El Bautismo del Señor

Is 42, 1-4. 6-7; Salmo 28; Hc 10, 34-38; Lc 3, 15-16. 21-22

"Hijos de Dios, aclamad al Señor"

No era suficiente a la Palabra encarnarse de nuestra humanidad.
Quiso además rociarse de nuestros sueños y deseos; dejarse empapar de nuestras aspiraciones y esperanzas; sumergirse en nuestra sed de eternidad y salvación.
El Siervo profetizado por Isaías, se deja bautizar humildemente por el hombre, con agua, y traernos asi para todos nosotros, sin distinción, un bautismo de Espíritu Santo y fuego que nos hace sentir muy amados de nuestro Padre