lunes, 31 de mayo de 2010

Una oración previa

Ayer descubrí
la belleza de unos campos
de sangre preñados.
Rojas amapolas
en verdes terrenos
con sueños azulados.

Ayer sentí
la esperanza de un llanto
de sangre derramado.
Rojas amapolas
que tornarán eterno
mi ser caducado.

lunes, 24 de mayo de 2010

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo"

Prov 8, 22-31; Salmo 8; Rm 5, 1-5; Jn 16, 12-15

"Único, pero no solo"

He realizado un pequeño estudio previo a compartir con vosotros la Hermosa Palabra de este domingo.
Creo que os gustará.

 Ir al enlace en Esperanzas en la Niebla

Y en seguida nos volvemos a ver.

martes, 18 de mayo de 2010

Domingo de Pentecostés

Hc 2, 1-11; Salmo 103; 1Cor 12, 3b-7. 12-13; Jn 20, 19-23

"Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo" 

  
¿Te acuerdas de la canción de Tomás?


Una entrada en cierto blog dominico (son todos tan recomendables que mejor omito la referencia exacta y así os invito a un mayor descubrimiento) ha despertado en mí una triada de cuestiones que intentaré concretar y compartir.
Mas cómo no, empezar con el saludo (muy de acorde con la tradición judía) que Jesús brinda a sus amigos: “Shalom Aleichem”, para a continuación mostrarles las manos y el costado. Me hace recapacitar el predicador que en ningún otra aparición Jesús ofrece esta visión, tan apetecida no obstante por la tradición occidental, de que podamos necesitar ver sus manos taladradas y su costado sangrante para poder reconocer e identificar al Resucitado.
Pienso que pudiera ser, a falta de recibir su Espíritu de Verdad, una falta de madurez o simplemente de comprensión de qué ha de ser para nosotros la razón de nuestra esperanza: Pues si son las marcas y señales que en nosotros, y en muchos casos a diario, deja el dolor y la muerte, entonces, sin duda somos los más desdichados del mundo.
Debemos anunciar (y denunciar) a este mundo la muerte de Jesús, del Justo y la de aquellos por los que dió su vida. Pero, sobre todo, de necesidad vital es proclamar su resurrección. Es la vida renovada y no la cruz ensangrentada la razón de nuestra esperanza. La cruz que veneramos en nuestros días es fruto de la madurez de nuestros padres, aunque pasados ya el segundo y tercer siglo de nuestra fe.
La siguiente cuestión pasa por preguntar abiertamente: ¿cómo pensamos que es “Resucitar”? Ante la falta de respuesta clara y contundente, muchos religiosos e incluso teólogos, prefieren nada decir… para no añadir divagaciones estériles. Craso error, a mi parecer. Pues siempre es mejor tener preguntas sin respuesta a que ésta sea no hacerse preguntas. Y un servidor, de espíritu soñador, mente científica y físico razonar, da gracias al cielo por encontrar en Dios Trino un Eterno Problema y en Él, un infinito deseo de encontrar la Verdad
Y ya, urgido por la necesaria brevedad, a modo de desenlace de esta compartida palabra, una referencia a otro blog amigo. Nos cuenta sor Cecilia de unos misioneros en Chad:”Se atreven a ser felices”
¡Qué otra cosa si no puede resurgir en nosotros, pese a cualquier signo o señal de muerte, que el gozoso sentimiento de que, con Jesús Resucitado en nuestras vidas, nada hemos de temer… ni siquiera a la muerte!
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu. Es ya el nuestro, un cuerpo eterno.
¡Atrevámonos a ser felices! Como aquel día, será éste un lenguaje que todo el mundo entenderá.

lunes, 10 de mayo de 2010

La Ascensión del Señor

Hc 1, 1-11; Salmo 46; Ef 1, 17-23; Lc 24, 46-53

"No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre"

Acabamos de celebrar fiestas importantes "en el nombre de María": Virgen de los Desamparados en mi querida tierra y, al otro lado del charco, Nuestra Señora de Luján.

¡Os fijáis qué se nos pide, qué se nos anúncia, qué se nos regala en las lecturas de la Palabra que hoy compartimos!
"Nos os alejéis de Jerusalén", ¡no os alejéis de la Madre Celestial!; aguardad en ella que se cumpla la Palabra del Padre, ¿recordáis...?
"Bienaventurados...

¡Volvamos, también nosotros con los apóstoles, los ojos, todo nuestro ser, hacia la Nueva Jerusalén!¡Entremos en su gozo, bendiciendo al Señor!

domingo, 2 de mayo de 2010

Sexto domingo de Pascua

Hc 15, 1-2. 22-29; Salmo 66; Ap 21, 10-14. 22-23; Jn 14,23-29

Promesa del Paráclito, del Espíritu Santo -Santo Espíritu Docente del Señor-
Todo el que se dedica a la docencia -ese arte complejo de enseñar y ser enseñado- sabe que si importante son los cimientos teóricos sobre los que adquirir una cierta habilidad o capacidad, más aún para tal logro es que el alumno recuerde, afiance, con nuevas prácticas -y cada vez de forma más autónoma- lo enseñado, lo aprendido.
¿Qué se nos ha enseñado?; ¿qué hemos aprendido?
A amar; a dar la paz... como el Maestro nos predica
Pero, nos indica Él, debemos hacerlo de una forma diferente a la escuela de este mundo: no sólo a quiénes nos aman, también 'al resto'; y no solo desear 'la paz', esto es, holgada hacienda y felicidad, como hacían los judios contemporáneos de Jesús, sólo a los que eran 'descencientes de Abrahám' (vamos, vamos, no seamos hipócritas; también ahora hacemos igual). También al que es radicalmente distinto -siempre según mi punto de vista- a mí.
Me va a salir un comentario más bien largo, pero cómo pasar de largo sobre lo que desde un principio ha mareado a más de un teórico: "El Padre es más que Yo". Es decir, es mayor.
Una aportación pretendidamente práctica: ¿Quien dice el Señor que es 'mayor'? Recuerdo lo siguiente: Juan es el más grande hombre nacido de mujer -¡pese que también el propio Jesús ha nacido de mujer!- pero el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él (Mt 11,11). Y también, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos (Mt 18,4)
Así pues, puesto que el evangelista Juan siempre identifica al Verbo encarnado como Hombre-Dios, podemos conjeturar que Cristo sea 'menor' no en cuanto humano (solución 'clasica') sino en cuanto terrenal. Pues lo terreno, aunque todo bueno, siempre necesitará la culminación de la voluntad divina, el cumplimiento del mandato del Padre Celestial: como Él nos ama.
No temamos no aprender la lección. Tenemos todo el tiempo del mundo para practicar. Y el mejor Docente