martes, 28 de diciembre de 2010

Segundo Domingo de Navidad

Dejad de escuchar voces en el desierto
La Palabra susurra en vuestro oido, ¡ojalá escuchéis hoy su voz!


Ec 24, 1 - 2. 8 - 12     ( "Habita en Jacob, sea Israel tu heredad" )
Salmo 147                  ( La Palabra se hizo carne )
Ef 1, 3 - 6. 15 - 18      ( El Dios de nuestro Señor Jesucristo
                                      nos dé espíritu de sabiduría )
Jn 1, 1 - 18                  ( En la Palabra había vida 
                                      y la vida era la luz de los hombres )

¿Quién sabrá dar una palabra sabia de buen consejo;
una palabra amiga que nos devuelva a la vida;
una palabra?
Pues solo una palabra suya bastaría.

Andan, y me quejo, los predicadores más preocupados en mostrar su saber que en proclamar la Buena Palabra: Dios es nuestro Padre.
Y por lo tanto somos carne y sangre de su Carne y de su Sangre.
Dios no solo entre nosostros sino con nosotros, en nosotros.
Lo demás son voces en el desierto.
La Palabra se gloría en la sabiduria revelada a los pobres, a los necios del mundo.
Dichoso el que se sienta amado por el Amigo y sea capaz de amar como El nos ha enseñado
Pues en esto consiste la Ley y los Profetas.
No busquéis a Dios en vuestra sabiduria, no es la suya.
Buscad al Hijo, Único por estar en el seno del Padre como sólo El sabe; único por ser quién, sólo El, nos lo da a conocer... y saborear

¡Feliz año nuevo!
al + mc

martes, 21 de diciembre de 2010

Un niño se nos ha dado

Un niño se nos ha dado... como salvador del mundo
Un niño... ¿cómo?
¿Será su inocencia, su candor, su alma limpia de adultas pasiones?
¿Nos moverá su necesidad de amor, de protección, de alimento, de unos padres, de una familia, de tí y de mí?
¿Nos rescatará su ternura, la empatía que sintamos por él?
Un niño... ¿por qué?
Sólo un niño es capaz de perdonar del todo; sin que quede en él rastro
de venganza o resquemor; enteramente; sin más condición que empezar de cero, empezar de nuevo; volver a nacer a nacer cada vez que sea preciso:
y sentirse necesitado pero amparado
Un niño se nos ha dado
Porque un niño es:
Fe en un mañana que llega con él
Esperanza de un presente mejor, y
Amor ya compartido





La foto está tomada de Imágenes de Google y dice pertencer a
 JESÚS VALLE JULIÁN de Fotolog.com

viernes, 17 de diciembre de 2010

Cuarto Domingo de Adviento

Is 7, 10 - 14            (El Señor, por su cuenta, os dará un señal)
Salmo 23                 (¿Quién puede estar en el recinto sacro?)
Rm 1, 1 - 7              (Jesucristo, nuestro Señor)
Mt 1, 18 - 24           (Dios con nosotros)

Aún a sabiendas que no debo interpolar nuestra forma occidental de pensar y actuar con las oriente y mucho menos de hace más de dos mil años, me cuesta creer (aunque sólo sea por mi vanidad de creerme un amante esposo) que José, al que la Palabra califica -como a muy pocos otros hombres- de justo, fuera a ser simplemente un marido apalabrado por las mutuas familias. Que no albergase un hondo y sincero amor por su futura esposa.
¿Cómo reacciona un hombre enamorado ante la aparente traición de su amada? No creo yo que "con justicia".
Pero he aquí que la Palabra nos dice de José que era un hombre justo... y no quería repudiarla.
¿Qué tiene que ver la justicia con el querer, con el sentir?
Para nosotros, el deber de anteponer "lo justo" a todo sentimiento es primordial y exigencia; incluso a los que creemos más grandes que nosotros mismos; incluso al amor. Y nos convertimos en esclavos de la injusta legalidad que, en todos los tiempos, en todas las culturas, intenta imponer la condena... sobre el mismisimo perdón que nos brinda el Salvador.
El perdón y sobre todo un perdón gratuito, sin prenda ni sacrificio por nuestra parte (o de parte de nuestro chivo espiatorio) nos escandaliza.
Al propio evangelista parécele escandaloso que José aceptara sin más a María, porque, fuese de quién fuese el niño que esperaba, él la quería. En su cultura, debía repudiarla... aunque fuera en secreto. Pero ello, no evitaría que el embarazo de María siguiese adelante... y con él finalmente la condena no se evitaría. Sí la vergüenza de José, su honor estaría a salvo de la "justicia popular"; sólo María moríria por adúltera
Y ¿a esto llama "justo" la Palabra?
La Palabra es Amor. Y José fue justo porque amó a María; porque llevó a su mujer consigo, no solo ante los hombres -a su casa-, sino donde ha de llevarse a la persona amada: en el corazón, donde ninguna otra razón que el amor manda.
Ahí, donde empieza y tiene significado "Dios-con-nosotros"
La concepción de Jesús pudo haber sido de otras maneras más grandilocuentes, al parecer del mundo
Pero Dios-con-nosotros sólo nace cuando dos o más se aman sinceramente, se escandalice quien se escandalice

Nos vemos ante el Portal
al + mc

viernes, 10 de diciembre de 2010

Tercer Domingo de Adviento (y Nuestra Señora de Guadalupe)

Is 35, 1 - 6a. 10   (Volverán los rescatados del Señor (...) Pena y aflicción se alejarán)
Salmo 145            (Ven, Señor, a salvarnos)
St 5, 7 - 10          (No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados)
Mt 11, 2 - 11       (Id a anunciar -a Juan- lo que estáis viendo 
                             y oyendo:
                             (...) ¡Y dichoso el que no se escandalizce 
                             de mí)

¿Quién verá la gloria del Señor, su belleza?
Los apóstoles, los profetas, los santos, los mártires, los doctores de la Iglesia... sin duda la verán. Los últimos, pero la verán
Pues suele ocurrir que las personas más grandes y voluminosas dificultan la visión a los más pequeños cuando se les ponen delante
¿Y quiénes son los más grandes a la hora de ver al Señor, más aun que los apóstoles, que los profetas, que los mártires, más aun que el propio Juan el Bautista, el "más grande hombre nacido de mujer"?
Sin duda, los rescatados del Señor. Aquéllos que el mundo condenó al desierto y al yermo; aquéllos a quienes castigamos a vivir en el páramo y la estepa de nuestro desprecio: los cojos, los ciegos, los mudos... aquellos que decimos ser rechazados por el Señor pero El nos insiste en que son sus predilectos. Los nacidos del agua y del Espíritu que volvieron al vientre de su Madre Iglesia y desde ella nacer al hombre nuevo, éstos, los ciegos que ven, los inválidos que andan, los leprosos ahora limpios e inmaculados... los que no se escandalicen del Hijo que anúncia el eterno e infinito amor del Padre serán los primeros en verlo y vivirlo
En este sentido, el Bautista no es que dude si es Jesús el que ha de venir. Juan vive en el desierto como nadie nacido de mujer ha logrado VIVIR. El profeta ha visto la gloria y la belleza del Señor. Pero, ¿y sus discípulos? ¿y nosotros? Es por ello que les envía a Jesús, que nos envía a Jesús
En esta Navidad, el más pequeño, una frágil e indefensa criatura, nos recordará quién es el más grande en el Reino.
¡No nos escandalicemos de ello!


Mucho cariño a mis hermanos que celebran la solemnidad de nuestra Señora de Guadaluoe

lunes, 6 de diciembre de 2010

Humana Concepción

Me cuesta admitirlo. De siempre.
¿Cómo Dios Padre puede tener preferencia por una determinada criatura?
De tenerla, leemos en los Salmos y el Maestro así nos lo enseña, será por el pobre, por el necesitado...
Y, ¿debemos considerar "pobre" a la Madre Inmaculada? ¿"Necesitada", tal vez?
Iré más lejos en la pregunta: ¿Consideraríamos "pobre y necesitado" a Jesucristo, especialmente cuando pendía de la cruz?

Quiero creer que sí. Tanto como cualquier humano que jamás exista. Creo firmemente que sí.
Y por eso la Madre pudo abiertamente preguntar "¿cómo será eso?" pues no sabía
Y por eso el Hijo pudo dolorosamente exclamar "¿por qué me has abandonado?" pues así sentía

Pues Dios Amor, por cualquiera de sus criaturas, (y Jesús, en cuanto humano, así también  es amado) no duda en "abandonar" al rebaño e ir a la búsqueda de la extraviada. Este es el privilegio de una y de cada una de sus amadas ovejas.

Por eso me rebelo cuando me alejan de mi Madre llevándola a cielos "como dios manda"
¡NO! También pretenden lo mismo con la criatura que sí puede llevarnos a todos al Cielo prometido... pero solo desde el portal de la inmaculada humanidad. Pero vestimos al niño de oro y joyas "también como dios manda" pese a que Dios Padre nos lo entregó pobre y necesitado. Para nada "envió" a un privilegiado que nos rescatara de nuestras "muchas manchas". Nos dejó tratarle, de hecho, como solemos hacerlo "con uno de tantos": preguntándose por qué, habiendo amado tanto, moría odiado, tanto que creyérase abandonado... incluso del que le había hecho sentirse Hijo predilecto

Yo preferiría quedarme muy en tierra, en los brazos cálidos de una mujer que no teme perder su virginidad (en un mundo marcadamente machista y cruel) de una forma que no puede entender (¿cómo va a ser eso?); pero no le importa: más grave es la posibilidad muy cierta de perder la vida... y la del niño, por mucho que el mismo Dios lo hubiese engendrado. No hay privilegios frente a la locura infrahumana
María simplemente necesitaba amar tanto como sentíase amada por el Padre: "Hágase en mí según tu Palabra". Cristo simplemente necesitaba amar tanto como sentíase amado por el Padre: "Todo está cumplido..." según estaba escrito por la Palabra.
¿Dos seres excepcionales, que llevar a los altares... o dos humanas concepciones de cómo dejar que el Amor del Padre inunde nuestros corazones? (Podríamos hablar también de José, tan injustamente tratado por el machismo que marcaba la época y que "obliga" al evangelista a justificar que debiera repudiar a María "en secreto" cuando de sobra está probado su amor por ella y su necesidad del amor de ella)
Así pues, no puede tratarse de resaltar -sin más- la pureza, desde su nacimiento, de María. Ni la divinidad de nuestro Maestro. ¿De qué podría servirnos tal ejemplo inalcanzable e inimitable?
Aprendamos, yo quiero creerlo así, que la única y divina concepción virginal que el Padre pretende en todos y cada uno de nosotros, no es una pureza que finalmente -o inicialmente- puede ser perdida. No; Dios Padre nos quiere de una pureza que necesite ser eternamente alimentada, renovada como chorro de agua viva en la fuente de su gracia, en el manantial de su eterno e infinito Amor.
Tal pureza no debemos tratar de entenderla: ¿cómo, siendo barro, albergaremos el Espíritu de Dios?
Digamos ¡sí!, bebamos sin temor de su Cáliz que El hará concebir en nosotros el resto

En esta humana concepción, Madre, llévame en tus brazos a beber de la fuente en la que saciar mi tan necesitado amor de Dios

Nota.- No sé si este ensayo está del todo equivocado. Pudiera ser. Solo pretende ser un homenaje a la mujer que no dudó en entegar su virginidad, lo más bello de sí -su pureza- para que nadie pueda sentirse concevido para el pecado, para la muerte. Si no que por la renuncia de lo más valioso de su ser, alcanzaramos todos a concebir una vida nueva llena de gracia por medio de la Vida a la que ella dijo sí
Lo de menos es desde cuando lo dijera (si en el "momento" de nacer o quizás, más plenamente, el día de la anunciación)

lunes, 29 de noviembre de 2010

Segundo Domingo de Adviento

Isaías 11, 1 - 10    (Está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar)
Salmo 71               (El se apiadará del pobre y del indigente)
Rm 15, 4 - 9          (Acogeos mutuamente, como Cristo os acogió)
Mt 3, 1 - 12           (Os bautizará con Espíritu Santo)


Andamos entre lo nuevo y lo viejo; entre lo que ha de morir y aquello que ha de vivir por siempre; entre nuestro parco y, en muchas ocasiones, mezquino entendimiento y la siempre sobreabundante y cierta ciencia del Señor.
Seguimos maravillandonos que el león pueda algún día comer paja con el buey, sin recaer que tal día dejaría de ser león para ser una criatura nueva; pues el ser que nosotros identificamos como un león es fiero, fuerte... que para vivir, ha de alimentar su carne con la muerte de otra carne
Pero esto no ha de ser siempre así
No sabemos cómo nos alimentaremos aquel día futuro, si con el grano que el Señor guardará en su granero. Sabemos que no solo de pan vive hoy el hombre. Quizás ese día no necesitemos de otro Pan
Con todo, me temo que más nos vale no pensar demasiado
En un mundo que sigue razonando y actuando como si Dios "premiase" o "castigase" en esta vida terrena por lo bien o mal que nos va, por nuestra salud o enfermedad, por nuestro estatus social, por el reconocimiento que se nos debe... Dios Padre sigue prefiriendo al pobre, al indigente. ¿Nos consideramos pobres, indigentes? ¡Ay, que me acuerdo de aquella otra exhortación: "Si no te lavo los pies no tienes nada conmigo"!
Y yo que pretendo tener unos cuantos servidores que estén pendientes de mi...
Acogerte, no es convertirte en mi servidor. No es pretender hacerte de los míos "haciendote mio", esto es, de mi propiedad. No es hacerte mi amigo; ni hacerme tu amigo. Es pacer juntos en el Amigo
Hasta el buen Juan Bautista andaba anclado en el mundo: el grano contra la paja.
Todo lo creado por la mano de Dios Padre "es bueno"; nada es "paja".
Es nuestra manía de quemar las cosas,  clasificandolas "malas". Como si estuviera en nuestra mano tal poder de decidir qué es bueno o qué  es malo
Y hasta el propio Juan, como cualquiera de nosotros, pretende añadir al Espíritu Santo, el fuego "purificador"
Sin entender que al Espíritu le sobra con el Amor; éste sí: puro y purificador

En el Amigo
al + mc

jueves, 25 de noviembre de 2010

Primer Domingo de Adviento

Is 2, 1 - 5     (Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor)
Salmo121      (voy a decir: "la paz contigo")
Rm 13, 11 - 14a  (Daos cuenta del momento en que vivís)
Mt 24, 37 - 44    (a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre)





En el Magnificat leo una edificante exhortación de Pedro de Blois a las lecturas de este primer domingo de avivar la esperanza. Algo ha llovido desde que la escribiera, allá en el siglo XII. Curiosamente, el siglo de las luces (XVIII y algo del XIX) denominó a esta edad "oscura" (la oscura edad media).
Aunque cada hombre ha de darse cuenta del tiempo en que vive y encontrar la luz en él.
Un pero, sin embargo, le pondría: Habla Pedro de tres venidas de Jesús: en la primera, Cordero;en la segunda, Amigo; en la tercera, León. En nuestro cuerpo, la primera; en nuestra alma, la segunda; en el Juicio, la tercera.
Muy apoteósico, como su tiempo; muy secular, como los obispos y sacerdotes de entonces.
Y es que Cristo no tiene ni ayer, ni mañana. Cristo es hoy. Cristo es un presente. Y esta es la hora. El Hijo del hombre está aquí: naciendo en cada cada niño... incluso en los abortados; sintiendo cada una de las alegrías que nos ofrece el Padre... y sufriendo cada martirio que nos infringimos mutuamente; rezando con nosotros por el Pan nuestro de cada día... y para no caer en la diaria tentación de creer que su llegada "será en otra hora, otro día"

En el Amigo
al + mc

Por si no tenéis acceso al Magníficat (yo tengo la suerte que la Comunidad de Dominicas de Santa Catalina de Siena, en Paterna, me lo regala mensualmente) en el siguiente enlace os pongo el fragmento, esperando que, puesto que cito la fuente y es con la mejor intención, esta magnifica publicación no se lo tome a mal

jueves, 18 de noviembre de 2010

Solemnidad de Cristo Rey

2 Sam 5, 1 - 3 (Somos para Cristo, hijo de David, "hueso suyo y carne suya")
Salmo 121       (Vamos alegres a la casa del SEñor)
Col 1, 12 - 20 (Cristo, imagen de Dios, plenitud del Universo)
Lc 23, 35 - 43 (Cristo Rey... ¿de qué reino?, ¿de qué subditos?)


Cristo Rey del Universo
¿De qué universo?
Ciertamente, no el mío. En el mío, abiertamente he de proclamarlo, Cristo ocupa un meritorio y honorabilísimo segundo puesto. Pues en mi universo, en mi corazón, el rey y señor soy yo.
Y le doy gracias (y por y en él al Padre), pues muy lejos de mi espíritu está el deseo mundano de riqueza; y porque solo rara vez descubro en mí rastros de pretender ser mejor y más válido que otros; porque dispongo con ellos todo lo que me sobra, incluido algo de mi tiempo
Sí, le doy gracias porque me llama muy a menudo y pretende venir a mi casa a cenar conmigo... tantas que más de una vez le he tenido que decir: oye mira, no puedo; tengo que atender las cosas de mi reino
Con toda seguridad, Cristo es un buen tipo, ¡un gran tipo que merece ser mi segundo de a bordo!
Aunque otras tantas veces me confunda diciéndome lo vano y efímero de mi reinado... ¿podéis creerlo?
¿Es que puede haber algo más bello, con más calidad, de mayor motivo de admiración que yo?
¿Por qué no decir con palabras lo que invariablemente demuestro con mis actos de forma más o menos contundente?

Pese a un año más con El, pese a sus últimas exhortaciones, Cristo no es aun el centro, el Rey de mi universo
Quizás este año que viene

(Así sea)
al + mc

sábado, 13 de noviembre de 2010

Trigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario

Mal 3, 19 - 20a  ( A los que honran el nombre del Señor los iluminará el sol, la salud, la justicia )
Salmo 97            (Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud)
2 Tel 3, 7 - 12    (Un ejemplo que imitar)
Lc 21, 5 - 19      (Ocasión de dar testimonio)

Y hasta vuestros padres y parientes y hermanos y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros; y todos os odiarán por causa mía
Pero ni un cabellos de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perserverancia salveréis vuestras almas

¿No parece que Jesús anda un tanto contradictorio en esta ocasión?
¿Qué supone perder hasta el último cabello de nuestra cabeza -cosa que al menos a los hombres puede ocurrirnos de forma totalmente natural e independientemente de nuestros actos o nuestra voluntad- comparado con tener que dar por perdido -más allá de nuestra voluntad, con todo el dolor de nuestra alma- a nuestros seres queridos por una total incompatibilidad de cuerpo y espíritu?
Porque en cuerpo y en espíritu decimos sí o no al Señor. Con una cosa y con la otra. Para que no puedan darse estas ambigüedades que muchos aprovechan para salirse por la tangente
Dios no quiere dolor, ni carnal ni espiritual; quiere amor
Pero el amor, como el caminar, se demuestra amando; se manifiesta caminado. Nunca ociosos; jamás estancados
Hasta los mejores reclaman en ocasiones la necesidad de derramar sangre.
Mi modesta opinión: hasta donde el Amor requiera... con el mínimo de dolor, con la máxima entrega
El Amor siempre es gozoso ¡Otra cosa debemos sospechar en caso contrario!
Donde hay Amor, no puede el odio: puede el Amor
Por eso no es importante que todos nos odien por causa suya: El Amor todo lo vence
Ni uno solo de nuestros cabellos perecerá
Los mártires, gozosos, bien lo saben

En el Amigo
al + mc

domingo, 7 de noviembre de 2010

Trigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario

2 Mac 7, 1 - 2. 2 - 14 ( Los siete hermanos macabeos, cuya madre vió morir por aferrarse a la Vida)
Salmo 16  (Yo te invoco porque Tú me respondes)
2 Tes 2, 16 - 3, 5 (¡Dios Padre nos ama tanto!... y nos regala un consuelo permanente; y una gran esperanza que nos consuela y da fuerzas para la Vida)
Lc 20, 27 - 38 (Los siete hermanos muertos, cuya mujer era objeto de terrena disputa)

Dos ideas quisiera compartiros de estas lecturas.
La primera es máxima común múltiplo de ellas: no el mero concepto de la resurrección (como regalo o premio, que a la postre siempre sería inmerecido) sino de la Esperanza que para nosotros quiere nuestro Padre Celestial.
Pero ello lo desarrollaremos al hilo de comentaros lo que creo que quiere decir y lo que abrigo no quiere decir Cristo ante la falacia en la que le pretenden atrapar en aquel y también en este tiempo.
Porque lo último que quiero sentir como ungido por el sacramento del matrimonio es que -pese incluso a ser sacramento- parece que han de morir todos mis sentimientos hacia mi pareja -y todo lo que ello lleva parejo- si alcanzo lograr la Vida. Pero, muchos creyentes y amantes esposos como yo, nos preguntamos si ello no será más bien un morir la vida... sin los huesos de nuestros huesos ni la carne de nuestra carne.
Por ello estoy convencido que las palabras de Jesús iban por otros derroteros:
En primer lugar para afirmar que la mujer (el hombre) no es propiedad de nadie, ni muchos menos de su conyugue; de la misma manera que nadie es dueño de sí... si desde  la fe admitimos un Señor Jesucristo.
Por eso la contestación del Maestro: "seremos como ángeles". Es decir, eternos, libres de nuestras circunstancias que nos atan -incluso a la muerte si nos dejamos- a las cosas mundanas y caducas.
Nuestro Dios lo es de vivos, no de muertos. Por eso, el que cree en el Camino, la Verdad y la Vida no ha de morir jamás.
Y a ver si en este final de curso aprendemos y comprendemos que lo que Dios promete, no lo dude el hombre

En el Amigo,
al + mc

Dedicado a Shirley y Avelino  que ayer decidieron compartir el camino hacia la esperanza

jueves, 28 de octubre de 2010

Trigésimo primer Domingo del Tiempo Ordinario

Sb 11, 22 - 12, 2  (El poder de Dios se muestra de modo singular en la compasión, en la caridad; esto es, en el Amor)
Salmo 144            (Bendiciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi Rey)
2 Tes 1, 11 - 2, 2 (El día del Señor llega ¿como un ladrón?)
Lc 19, 1 -10          (Jesús y Zaqueo)

El Apóstol Pablo, como cualquiera de nosotros, pasó por todas y cada una de las etapas -necesarias- de acercamiento a Dios, a nuestro Señor JesusCristo: veíale primero con sus ojos terrenos, con sus circuntancias y humanas creencias; con sus mundanos apegos.
Así, él mismo llegó a creer que tornaría a ver en vida la vuelta (parusía) del Señor
Sólo al final de su existencia entendió que lo vería -en efecto- al principio de su Vida. ¡Tánto tiempo muriendo por El para entendender, muy al final -como Felipe- que siempre por El y para El había vivido!
Pero esto lo sabemos, estamos avisados; y puesto que quien avisa no es traidor...¿quién roba a quién?¿quién es es ladrón?
¿Quizás Zaqueo?
Zaqueo cumplía escrupulosamente la ley; esa ley tan injusta, en ocasiones, como el dinero. Y no obstante, Jesús nos apremia a conseguir la amistad de algunos hermanos -quizás alejados de Dios- mediante ellos: "si de alguno me he aprovechado -si así hubiese sido- le restituiré cuatro veces más" (el doble de lo que legalmente debería pagar si, efectivamente, fuese culpable de apropiarse de lo ajeno)
Definitivamente, Zaqueo no es ladrón; tampoco el Señor
¿Entonces?
Entonces, ésta es una historia de Salvación

En el Amigo
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jueves, 21 de octubre de 2010

Trigésimo Domingo del Tiempo Ordinario

Ec 35, 12 - 14. 16 - 18 (El Señor es un Dios justo que no puede ser parcial)
Salmo 33 (Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha)
2 Tim 4, 6 - 8. 16 - 18 (El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su Reino)
Lc 18, 9 - 14 (El fariseo y el publicano)

¿Cómo llamaremos al vaso que reciba la Gracia que se derrama?
Si la confianza es el bote que recibe la Misericordia y la paciencia la vasija que acoge la Justicia… ¿cuál es el recipiente que podemos proponer para recibir y guardar la Gracia de Dios?
Es la Gracia un bálsamo muy puro y preciado; necesita que este recipiente sea muy sólido para albergarlo.
Ahora bien, ¿qué hay más puro y consistente que la humildad de corazón?
Por eso, Dios da su Gracia a los humildes; justo por ello, pone su mirada en la humildad de su esclava
Y es justo así; porque un corazón puro no se deja ocupar por un mérito humano y, por ello, la plenitud de la Gracia puede derramarse aún más libremente.
Nos exhortaba Jesús el domingo pasado a fijarnos en lo que decía –sentir– el juez injusto. También este domingo nos invita a sentir lo que dicen dos personajes tan dispares.
¿Os habéis fijado en el decir –y sentir– del fariseo orando?
No era ladrón; ni injusto; ni adúltero. No descuidaba tampoco la penitencia. Ayunaba dos veces por semana; ¡daba el diezmo de todo lo que ganaba!
Pero estaba vacío de sí mismo; no se había despojado de sí; no era humilde; al contrario, era engreído.
No estaba preocupado por saber qué le faltaba para conseguir la vida eterna sino que exageró su mérito: no quedó lleno sino hinchado. Se marchó vacío por haber simulado la plenitud.
Y ¿habéis oído lo que decía –sentir– el publicano?
Éste, porque se humilló a sí mismo y tuvo cuidado de presentarse como un recipiente vacío, se pudo llevar una Gracia más abundante


Casi literalmente copiado de unas palabras de San Bernardo

En el Amigo,
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jueves, 14 de octubre de 2010

Vigésimo noveno domingo del tiempo ordinario

Ex 17, 8 - 13 (Victoria de Josué frente a Amalec, gracias a que Moisés mantuvo el bastón maravilloso en sus manos alzadas -ayudado por Aarón y Jur-)
Salmo 120 (El auxilio me viene del Señor)
2 Tim 3, 14 - 4, 2 (Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar)
Lc 18, 1 - 8 (El juez y la viuda)

Por una vez más, Jesús nos demuestra que sus parábolas no son "para listos"; que no es lo mismo que predicar "para tontos". Lo que pretendo resaltar es que en su comprensión, aparte de la razón, hemos de poner el corazón, el sentimiento.
Claro está que a este juez nada le importaba la justicia; pues si fuese el caso, amaría a los hombres y muy posiblemente respetaría, cuanto menos, a Dios.
No está tan claro que la viuda tuviese la razón para que la justicia que reclamaba le amparase. Lo único cierto es que confiaba en ella: "Hazme justicia frente a mi adversario"
Llegado este punto, debemos poner el corazón; pues desde pequeñitos nos enseñan que no se pueden sumar peras y naranjas: hemos de hacerlo por separado y contar peras por un lado y naranjas por otro.
Pues, claro también está, que cada uno entiende justicia según le toca, no tanto la razón como los sentimientos.
¿Que no lo ves claro?. Intento explicartelo:
Fíjate en lo que dice -sentir- el juez: "esta viuda me está fastidiando". Si de razones fuese la cosa, ¿cuánto crees que hubiese durado esa viuda sin recibir "un escarmiento" por su actitud? ¿O acaso crees que estas "actuaciones" las inventaron los gansters de los años veinte?
Pero fíjate un poco más; añade el juez: "no vaya a acabar pegádome en la cara" ¿Os atreveríais alguno de vosotros a pegar siquiera a un agente de los juzgados?  Bien, he buscado el posible significado de esta acción en aquella época con aquella gente; nada definitivo encontré. Así que voy a postular que al igual de las actuaciones prepotentes (en estos casos hablaríamos más técnicamente de prevaricación o abuso de poder) no son exlusivas de nuestro tiempo y cultura, así tampoco "la vergüenza" de verse abofeteado por un ser manifiestamente indefenso, muy por debajo de tus posibilidades y fortaleza y al que, por lo tanto, no debes devolverle el guantazo ("manos blancas no ofenden..." ¿os acordáis de este dicho?)
Así que Jesús nos hace fijar en los sentimientos y no tanto en las razones ni del juez ni de la viuda
¿Moraleja?
¿Cuáles son tus sentimientos cuando te acercas a hablar con Dios, que es Padre más que Dios?
¿Qué "justicia" esperas de El? ¿La misma que El te dará? ¿Lo sabrás ver y reconocer?
Por eso es cierto, también, que tántas veces necesitamos ayuda para saber hacerlo; para que nuestra oración sea eficaz
La propia Palabra necesita, -en un increíble misterio de amor ha decidido necesitar necesitarnos- que mediante su propagación por nosotros amemos en ella a nuestros hermanos.
Como Josué necesitó -y fiándose de él, le bastó- de Moisés. Y éste, pese a poseer el maravilloso bastón de Dios, necesitó de Aarón y de Jur para mantenerlo en alto.
Como la Palabra necesita de nuestra voz para amarnos.
Como yo os necesito y amo en estas palabras.

En el Amigo
al  +  mc

martes, 12 de octubre de 2010

Un pequeño homenaje en acción de gracias

Mientras confecciono la monición de este domingo, os comparto una entrada de mi otro blog
Espero que os guste

Las Pilares de la Tierra

María, Virgen Celestial, Madre Terrenal; es judía, como el monte Carmelo.
La mayoría de los judíos pueden aceptar sin mayor problema que sea madre.
Y como a muchos otros mortales, les chirría que lo sea virgen.
Pero para nada aceptarán: Celestial.
Madre adoptada, también por el Mayor hermano de Juan.
Madre Celestial sobre un terrero pilar, acudiendo al consuelo de su hijo.
Virgen viajera.
Virgen del rio que va al mar, allende el Sol.
Madre nativa de otros nuevos ríos, sedientos de su tierra y despojados hasta de lágrimas que arrastrar.
Celeste cauce de almas hermanas que comparten el Mar.

Una misma María, Virgen.
Tres celestiales Pilares de este nuestro mundo terrestre.
¿El cuarto pilar...?
El cuarto habrás de encontrarlo tú.


En el Amigo
al  +  mc

miércoles, 6 de octubre de 2010

Vigésimo octavo domingo del tiempo ordinario

(Perdón por mi ausencia el vigésimo séptimo domingo; y por no saber indicaros el salmo de éste: últimamente no me llega a tiempo el Magnificat, un pequeño librito mensual que os recomiendo -el retraso no es culpa de ellos-)

2 Re 5, 14 - 17 (Naamán el sirio es curado de la lepra por Eliseo)
2 Tim 2, 8 - 13 (Si perseveramos, reinaremos con Cristo)
Lc 17, 11-19 (Curación de diez leprosos por Jesús)

No sé si me saldrá una monición "al uso" o más bien una confesión de lo que invariablemente se repite en mi vida y en mi conciencia.
Inmediatamente de leer las lecturas de este domingo, no sé bien porqué -Él sí lo sabe-, recaí en aquella parábola de los trabajadores del campo de vid. Y de tantos derechos con los que rápidamente nos revestimos; nosotros, que no somos si no siervos inútiles...
Y, como no podía ser de otro modo, también vino a mí, no sé bien porqué -Él sí lo sabe-,  el recuerdo de aquel hijo que malgastó la herencia de su padre; esa que nunca valoró porque le había sido regalada...
Sólo cuando pronunciara "Padre, ya no merezco llamarme hijo tuyo..." empezó a serlo
Nunca sabremos bien porqué; Él sí lo sabe. Pero es constante bíblica y, por tanto, humana este no confiar en un Dios que nos trata como un Padre a sus hijos. Porqué preferimos a un "dios" que "demuestre su poder" al tratarnos como a miserables que no merecemos "ni servirle a la mesa"
Eliseo tuvo que romper ese esquema en Naamán para poder curarlo de la lepra: "Si te hubiese pedido lo imposible, lo hubieras intentado; pero como te pide algo sencillo..."
Dios Padre nos pide algo tan sencillo -¿tan inalcanzable, sin embargo?- como amarle; y amarnos en Él
Perserverar en el Amor; pese a todo sufrimiento, creer que Dios Padre puede; todo: hasta cambiar este corazón nuestro de piedra por otro de carne y sentimientos
La frase de aquel prohijo (o pre-hijo, más que hijo pródigo) nos acerca a la realidad nuestra (como cristanos confesos) de contarnos entre los nueve leprosos curados: como hijos de la Iglesia, nos merecemos todo de Dios; y por supuesto ocultaremos -o no proclamaremos- esta gracia para poder seguir beneficiándonos de ella cuando surja. Como bien leí en un blog amigo a una comentarista: ¡qué bien nos vendría un dios-fontanero!... que nos arreglase el barrizal, añadiría yo.
La frase, no se me olvida: "Padre, ya no merezco ser llamado hijo tuyo..."
Porque el Padre lo es siempre. Y yo no sé bien porqué -Él sí lo sabe- me cuesta tanto ser hijo si no en brevísimas ocasiones; despojarme de una herencia que no merezco y acercarme a Él, envolverme en su regazo y dejar que el alma, mi corazón de carne y sentimientos, diga:  gracias, papá; te quiero.

En el Amigo,
al +  mc


jueves, 23 de septiembre de 2010

Vigésimo sexto domingo del tiempo ordinario

Am 6, 1a. 4 - 7; Salmo 145; 1 Tim 6, 11 - 16; Lc 16, 19 - 31

"Hombre de Dios, 
practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza"

Justo después de avisarnos que no podemos servir a Dios y al dinero, esta parábola del hombre rico y de Lázaro. El Evangelio, démosnos cuenta, llama por su nombre a los hijos de Dios. Al pobre, por su nombre propio; al rico, que por desear tanto lo ajeno perdío el propio, por el nombre de hijo.
El rico recibió muchos bienes de vida; pero, obviamente, no procuró generar vida de ellos. Lázaro recibió males; pero, obviamente, de alguna manera, generó vida de ellos.

Alaba, alma mía, al Señor; aunque no entiendas bien cómo funciona esto de los talentos, de los bienes que se nos ofrecen en vida.

"Por lo demás, el derecho a poseer una parte de bienes suficientes para sí mismos y para sus familiares es un derecho que a todos corresponde. Es éste el sentir de los Padres y de los doctores de la Iglesia, quienes enseñaron que los hombres están obligados a ayudar a los pobres, y por cierto, no sólo con los bienes superfluos. 
Quien se halla en situación de necesidad extrema tiene derecho a tomar de la riqueza ajena lo necesario para sí.
Habiendo como hay tantos oprimidos actualmente por el hambre en el mundo, el sacro Concilio urge a todos, particulares y autoridades, a que, acordándose de aquella frase de los Padres: Alimenta al que muere de hambre, porque, sino lo alimentas, lo matas, según las propias posibilidades, ayudando en primer lugar a los pobres, tanto individuos como pueblos, a que puedan ayudarse y desarrollarse por sí mismos"

Concilio Vaticano II

En el Amigo,
Al + Mc

sábado, 18 de septiembre de 2010

Vigésimo quinto domingo del tiempo ordinario

Am 8, 4 - 7; Salmo 112; 1 Tim 2, 1 - 8; Lc 16, 1 - 13

"... alzando las manos limpias de ira y divisiones."

Quizás a tiempo llegue esta monición.
También el administrador, apurando su tiempo, logró sacar partido del injusto dinero y aún a las circunstancias de este malvado mundo.
Ninguna crítica al dueño y señor de lo administrado: es muy libre de hacer con lo suyo lo que le plazca. 
No en cambio el administrador: debe dar cuenta de lo bueno o de lo malo de su gestión… pues nada le es suyo, nada le pertenece.
Quizás ésta sea la mejor parábola para indicarnos qué hacemos en este mundo: buscar, encontrar amigos. Anhelar que nos salga al paso el Amigo.

Finaliza la parábola con lo que pareciera una frase lapidaria: “No se puede servir a dos amos (…) No se podéis servir a Dios y al dinero”
No así el Evangelio, ¿verdad?:  Poco después que Jesús  –Dios  Encarnado– nos mostrase cómo Dios nos ama más que al dinero (Mt 10, 30ss), se alzará –en una cruz– como nuestro gratuito Servidor, por Amor de Dios (Jn 13)

Alabad al Señor, que alza al pobre; al mísero que jamás podrá poner su esperanza en ese Poderoso Señor que llamamos Don Dinero, pues ya sabe bien que, adonde él quiere ir, este señor no tiene crédito… ni para comprar un par de sandalias.

En el Amigo (y aún en la peor de las rachas)
Al + Mc

martes, 7 de septiembre de 2010

Nuestro hijo pródigo

Ex 32, 7-11. 13-14; 1 Tim 1, 12-17; Lucas 15, 1-32
(Lamento no saber cuál es el salmo para hoy)


"Así habrá más alegría entre los ángeles de Dios..."

¿Qué hizo o dejó de hacer ese padre perfecto para que su hijo no tuviese más opción que marcharse?
Ese padre tan bueno y generoso (léase 'permisivo'), ¿no podía haber cedido a las peticiones (¿debiéramos leer 'exigencias'?) de su hijo?
¿No pensó este padre que así perdería definitivamente a su hijo?, ¿que jamás regresaría?, ¿que le condenaba a una muerte más oscura que la mala vida que buscaba... pero, al fin, vida?
¡Ah...sí... En el evangelio este tuyo la verdad siempre triunfa! ¡Lo bueno siempre nos salva!... Y finalmente, todos comemos perdices...
¡No en este mundo, majo!
¡Qué falacia de parábolas!
¿Qué pastor abandona su rebaño por buscar una sola oveja? ¡Ni el más loco lo dejaría solo si no es por salvar su pellejo!... lo único más importante que perder la honra y el empleo.
¿Qué cauta mujer y vecina reconocería haber perdido ni siquiera un pequeño grano de mostaza para así, seguro, ser reprobación y mofa: "¡qué bien cuida de lo suyo, vecina!"
¿Qué hizo su padre -repito- a este buen hijo para que abandonase su casa? ¿Por qué no retenerlo costase lo que costara?
¡Me diréis: quedóse a la puerta esperando...! ¿y si nunca hubiese regresado? ¿Si su vanidad hubiese sido más fuerte? O simplemente, la fatalidad...
Porque, no creo yo, tampoco, en esa otra falacia de los talentos... ¿recuerdas? Ese criado que finalmente tuvo miedo y escondió la moneda... y así ser reprendido por su señor: ¡Doble burla y mentira! Porque efectivamente, el señor de este mundo, quiere su ganancia... pero más severamente castiga la pérdida. Y es bien sabido que este mundo no lo es de perdedores.

¿Qué...? ¡Sí... soy profesor...si prefieres, maestro...! ¿qué viene al caso?
(...)
¡Pues tienes razón!
No debemos juzgar a nadie por como responda en su escolar edad. Después, el más listo se hace cabrero; y el que prometía, putero (con perdón); aquél que no sabía hacer la 'o' con un canuto es un buen fontanero, honrado y querido por los suyos.
Nadie sabe ni su cómo ni su porqué.
Nadie es buen padre de su hijo, ni buen hijo de su padre, sino aquellos que une el espíritu.

Obremos, recemos para que seamos dignos de ser parte de ellos... al acabar esta infancia nuestra.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Vigésimo tercer domingo del tiempo ordinario

Sb 9, 13-1; Salmo 89; Fi  9b-10. 12-17; Lc 14, 25-33 

"Junto con Jesús iba un gran gentío"


Se precia la Jerarquía de los millones de cristianos en el mundo... 
¿Los somos? De verdad... ¿tántos?
Cantidad frente a calidad...
Cantidad de preceptos cumplidos...¡de eso se preciaban los fariseos y escribas!
Y nosotros, pretendemos ser más fieles cumplidores que los mismísimos judios que ahora minusvaloramos... como un nuevo y mejor pueblo escogido, capáz de engendrarse hijos de las pulcras piedras del desierto.
Calidad insuficiente para darnos cuenta de la Sabiduría que nos falta: ser capaces de librarnos de nosotros mismos; de estas cadenas que nos hacen pensar que somos más libres que otros... simplemente porque nosotros tenemos 'una' llave, sin recaer que, ahora sí, es cantidad de ellas que no disponemos.
Pablo, encerrado bajo una de estas llaves, pudo, sin embargo ofrecer la libertad no a Onésimo sino a Filemón.
Abracemos nuestra cruz - las llaves de antaño tenían cierta forma de cruz ansata, ¿recordáis? - Así nos lo recomienda el Señor; y su Sabiduría nos salvará.
No vale pues, "excusa de muchos, consuelo de... "
 

martes, 24 de agosto de 2010

Vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario

Ec 3, 17 - 18. 20. 28 - 29; Salmo 67; Hb 12, 18 - 19. 22 - 24a;   Lc 14, 1. 7 - 14

"Invita a quien no pueda pagarte"


Difícil propuesta para ser cumplida.
Pues deseamos, rápido, recaudar los beneficios del bien que hemos prestado.
Dificil pensar, entonces, y sentir que somos nosotros los beneficiados:
No poder pagar el gozo que no puede ser comprado.
Disfrutar de lo gratuíto... eso que tan poco valoramos...
hasta que, súbito, descubrimos que es lo único valorado.

En el Amigo,
Al + Mc

martes, 17 de agosto de 2010

Vigésimo primer domingo del tiempo ordinario

Is 66, 18 - 21; Salmo 116; Hb 12, 5 - 7. 11 - 13; Lc 13, 22 - 30

" Recorría ciudades y aldeas enseñando"

No hay peor sordo que quien no quiere oir; ni más profundo ciego que quien no quiere ver.
Ni mayor ignorante que quien no quiere aprender
Pues disponemos de un Buen Maestro sabedor de nuestras carencias
Por ello, con oportunas parábolas nos acerca al Conocimiento
Aunque no basta con acudir a clase; no es suficiente con hacerse presente a la hora de pasar lista
Hay que esforzarse en aprender
Esfuerzo por aprender
Esfuerzo por amar
Aprender a amar
Para ello vino el Maestro
Porque no se puede aprender sin esfuerzo
Ni enseñar, ni amar
Se necesita un buen maestro para ello


Pd. Dentro de poco empezarán las actividades docentes
A todos los profesores y maestros
Porque permanecer voluntariamente en la ignorancia es el mayor de los pecados
Pues quien no conoce, no será conocido
Por lo tanto, también ellos -los maestros- son sacerdotes del Dios Vivo

jueves, 12 de agosto de 2010

La Asunción de la Virgen María

Ap 11, 19a; 12, 1. 3 - 6a. 10ab; Salmo 44; 1 Cor 15, 20 - 27a; Lc 1, 39 - 56


¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?


Me he quedado largo tiempo leyendo, releyendo esta frase que, sin embargo, eligiera tan rápido.
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Porque de una cosa, aun al leer y releer, no hay duda.
Me visita
Me anima y consuela
Me aconseja y guía
Cura mis heridas y lanza mis miedos al olvido
Obra milagros para mi
En carne y hueso
Para bien de mi alma
Y aun más
Se dice, también,
madre mía.

Con cariño a sor Asun
Del todo mimada por la Madre

martes, 3 de agosto de 2010

Decimonoveno Domingo del Tiempo Ordinario

Sb 18, 6 - 9; Salmo 32; Hb 11, 1 - 2. 8 - 19; Lc 12, 32 - 48

"No temas, pequeño rebaño"

Dice San Agustín a un discípulo de Manes: "Dos palabras, solamente dos palabras separan al antiguo y al nuevo testamento: temor y amor"

¿Cómo es que el Doctor parece dividir la relación que ha mantenido y mantiene la Humanidad en un tiempo pasado temeroso y uno nuevo plenitud del Amor, cuando sabe como pocos que el Padre es un Eterno Presente?
De igual manera se me antojan premeditadamente dispuestos dos espacios en apariencia distintos, yustapuestos, en las lecturas de este domingo; sobre todo en el Evangelio.
En primer lugar subrayaré la apelación que más gusto oir del Maestro: "No temas..."
Aunque temor de Dios no es sino amor a Dios pese no encontrar (o no importar) más razón para ello que su magestuoso poder.
De antiguo ha pensado la humanidad que el poder se demuestra dominando a los individuos que la integran.
Poder Dominante.
Es un hecho (así indicado por el propio Jesús) que los reyes y poderosos de la tierra tiranizan a los que consideran ya no sus inferiores; aun menos: tan solo de su propiedad.
Dios Altísimo, en cambio, no era así: eterna era su misericordia para con sus criaturas, a las que jamás así consideró, sino hijos queridos.
Amante Poder.
Nos enseñan las ciencias matemáticas que el conjunto puede poseer ciertas propiedades mientras que no así alguno o ninguno de sus elementos por separado.
Creo firmemente que la Humanidad está a salvo en el Reino ya presente erigido por Cristo. Nada habemos de temer. De otra manera, sería intentar hacer ineficaz Su Resurrección.
Bien distinto es el caso de cada ser como individuo.Por ello, debemos prepararnos y permanecer en actitud de servicio. Sobre todo los que pueden dar luz a sus compañeros. Desde nuestro pasado, debemos aspirar a nuestro futuro mediante una fe en nuestro Dios Padre Presente. Y no temer

Temer o no temer: en esto consiste la fe, la esperanza y, en definitiva y más importante, el amor.

Sin temor, creo firmemente que nuestro Dios Padre ha tenido a bien darnos el reino... aunque, como el Pan, nos lo dé a diaro; y a diario, fielmente, hallamos de estar todos solícitos para recibirlo cada uno.

En el Amigo, Al + Mc

martes, 27 de julio de 2010

Decimoctavo Domingo del Tiempo Ordinario

Ec 1, 2; 2, 2 - 23; Salmo 89; Col 3, 1 - 5. 9 - 11; Lc 12, 13 - 21


"También esto es vanidad"

... tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado. También esto es vanidad y grave desgracia
... lo que has acumulado, ¿de quién será?


Parece que finalmente, nos guste o no, hemos de "compartir"
Parece que finalmente, "compartir" no es dar aquello que, por una u otra razón, ya no te hace falta
Finalmente, compartir es atesorar.
Desde el principio




En el Amigo,
al + mc

miércoles, 21 de julio de 2010

Santiago Apóstol, Patrón de España

Hc 4, 33; 5, 12. 27 - 33; 12, 2; Salmo 66; 2 Cor 4, 7 - 15;              Mt 20, 20 - 28


"No sabéis lo que pedís"

¡Ordena!
¿Cuántas veces pedimos (ordenamos) a Jesús que realice una verdadera barbaridad?
Vale; lo de barbaridad lo descubrimos al beber con El nuestro cáliz, no antes; con suerte, tampoco mucho después.
Pues, sin entrar en cuestiones dogmáticas, creo que muy posiblemente ese cáliz suyo, ese que El rogase al Padre no beber, ese que en un momento de debilidad deseó lejos de Sí Mismo, ese Cáliz... somos muchos de nosotros mismos.
Andan los exégetas (más de dos) preocupados si "muchos" son " todos"; o si tal vez "se le escapará alguno" al Señor.
Andan, creo yo, preguntándose "quién se sentará a la derecha o a la izquierda" de Jesús.


A más de uno dijo Cristo: "No andas lejos del Reino"
Porque viendo a mi buen amigo (así quiero creerlo y así creo que él lo siente) Martín de Porres, quiero entender que rescatar, lo que se dice rescatar, a algunos ya no hace falta: desde el momento que firmes cogieron el arado, las cacerolas, la escoba, un avión a la salvación (a una cruz, según los incrédulos)... y se hicieron esclavos.


¡Si supiera pedir...!

¡Oh Dios, que te alaben los pueblos
que todos los pueblos te alaben!


Pd.
Como muchos de vosotros ya sabéis mi mamá sufrió una caida y se rompió la cadera.
Afortunadamente ya está en casa.
Ello impidió que redactase la entrada del domingo pasado; y ésta, con retraso.
He podido aprender (¡ay!, más bien recordar) que el cáliz que debo desear gustar no ha de ser el del poder sino el de servir

lunes, 12 de julio de 2010

Viernes de la 15ª semana del tiempo ordinario

Nuestra Señora del Carmen


Is 38, 1-6;  Cántico (Is. 38); Mt 12, 1-8


"El Hijo del Hombre es Señor"


Nací la noche en que San Buenaventura deseara perpetuarse por y para
la Señora de la Belleza de la Fe,
Virgen del Carmen.
Mi Buenaventura de dar y acabar con ella         
y en ella.
Pues por ella y para ella,
ando yo y desando
la eternidad
y todo lo que en misericordia 
alcanzo.


En el Carmelo, bienaventurados,
Al + Mc

(Saludos Naomi; gracias por estar ahí)

lunes, 5 de julio de 2010

Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario

Dt 30, 10 - 14;  Salmo 68;  Col 1, 15 -20;            Lc 10, 23 - 37


" (...) está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca"


Mi profesión ha hecho de mí un hombre muy observador... de aquéllas cosas en que me fijo.
Os compartiré algunas en las que he recaído al leer, sobre todo el Evangelio:

Tanto el sacerdote como el levita "bajan" de Jerusalén a Jericó, al igual que el hombre protagonista de la parábola.
Bueno, ello sólo se dice del protagonista (¿Cristo?) pues el narrador (Jesús) hábil y escuetamente dice que "bajaba por aquel camino" el sacerdote; y que lo mismo hizo el levita (que igualmente ¿bajaba? por el camino)

Muchos son los que creen -creemos- beber de las fuentes de la ciudad eterna. Y con toda pompa o sin ella, "bajamos" a dar de beber al sediento pueblo. ¡Hipócritas! ¡Si así supiéramos sentirnos sedientos! 
Nuestra amada Madre y Maestra cada vez gusta más de vocablos expertos; y desatiende la verdadera necesidad de su progénie desnuda, apaleada, sedienta.
No serán eruditas palabras las que nos sanarán sino el vino, el aceite y un par de denarios al mundano posadero.


El samaritano "sube"; no puede ser de otra manera pues "iba de viaje". Como sabemos Jericó era un lugar de concentración para los que iban o venían de Jerusalén y "no querían pasar por Samaria"; nuestro prójimo era samaritano... y nadie va de viaje a su casa sino que vuelve a ella en todo caso


¿Conclusión?
No solo hay que acertar con el Camino; hay que hacerlo también en la correcta dirección: la del necesitado, la del sentirse necesitado.
A partir de ahí, ¡qué fácil debe ser eso de ayudar al prójimo! (Después de  haberlo hecho con uno mismo)


Para terminar, eso que está muy cerca de ti:
"Amarás a Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo"
Como Él nos ha amado.

martes, 29 de junio de 2010

Decimo Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario

Is 66, 10 - 14c; Salmo 65; Gal 6, 14 - 18;         Lc 10, 1 - 12. 17 - 20


"Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán"


No hay que presumir de nuestro poder -grande- como cristianos. Ni estar alegre o incluso fanfarronear de ello.
Hay que estarlo por serlo -cristiano- ; eso sí: quien así pueda gloriarse de llevar en su cuerpo las marcas de Jesús.
Que no creo yo que sean necesariamente estigmas de dolor o sufrimiento.
Eso son "molestias" menores; que pregunten a una madre por los dolores del parto una vez la criatura está en sus brazos...
¿En qué o cómo, seguro, reconoceríamos a nuestro Señor Jesucristo?
¿Viniendo a nosotros montado en un asno? ¿Clavado en una cruz? ¿Curando leprosos?
¿Dando su vida por mí?
¿Rescatándome de mi muerte?

Las lecturas de este domingo, amigo, son una buena respuesta. O tal vez, la única pregunta.
Ya me conformaba yo, llevando en brazos a mis hijos, a mis amados, entrar en Jerusalen la Eterna.

lunes, 21 de junio de 2010

Decimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario

1Re 19, 16b. 19-21; Salmo 15; Gal 5, 1. 13-18; Lc 9, 51 - 62


"Tú Señor, eres el lote de mi heredad"


No se trata  de renunciar a ninguno de los "placeres" de este mundo.
Se trata de ir saboreando los manjares del Banquete del Reino de los Cielos ya en este mundo.
Pablo y el propio Señor, ¿qué queréis?, ¡tambíén son humanos!, parecen muy estrictos en su forma de decirlo.
Pero, fíjate bien: ¡nos invitan al Paraíso!
Así supo verlo Eliseo; ¿también tú?; ojalá yo.

miércoles, 16 de junio de 2010

Duodécimo domingo del tiempo ordinario

Za 12, 10-11; 13, 1; Salmo 62; Gal 3, 26-29; Lc 9, 18-24


"... cargue con su cruz, cada día..."

Cada vez más están menos valoradas la constancia, la perseverancia, la constancia, la paciencia... la cruz.
¿Es bueno hablar de la cruz? ¿Es necesario?
Siempre hemos reprochado a Dios la existencia de cruces. Y las hemos esgrimido como arma ya no arrojadiza sino premeditadamente cortante contra su bondad creadora.
¿Por qué existen las cruces? ¿Por qué se nos exige cargar todos los días de nuestra vida con la cruz?
No lo sé; no sé porqué hay muerte; porqué hay dolor.
Pero sé que es bueno y necesario hablar de ello.
Que cada cual de su opinión.
Así, tal vez, los hombres y mujeres de buena voluntad que creeemos en un Padre Bueno, encontremos un punto de encuentro:
No puede ser malo, indeseable o indigno algo que Jesús, el Cristo, nos pide a diario.
El problema es, aun sin entenderlo, aceptarlo; y a diario.
Nuestro Padre es así y quiere de nosotros confianza plena.

(Aunque no creo que sea esto el motivo de la cruz; debe ser otra cosa, pues nos ama demasiado)

lunes, 7 de junio de 2010

Undécimo Domingo del Tiempo Ordinario

Sm 12, 7-10.13; Salmo 31; Gal 2, 6.19-21; Lc 7, 36--8, 3

"Supongo que aquél a quien se le ha perdonado más"

¿Acaso nuestro Señor, alfa y omega, tan paradógicamente contradictorio, quiere hacernos "luz de gas" proponiéndonos pecar más para así más ser perdonados?
Antes que me quemen por hereje, ya respondo:
Primero, nuestro Maestro (al menos en la parábola) no habla de pecar si no de "deber"
Aún así, vale, aun queda eso de "al que poco se le perdona, poco ama" ...¡Uf!
Segundo, Cristo no especifica en qué consisten "sus muchos pecados" (Apuesto a que cada cual tenemos nuestras listas, enumenrando de forma descendente "sus" muchos pecados). Pero tal vez, tan largo listado solo sea memoria de las veces que olvidó su "deber"
Tercero, ¡somos tan vanidosos como cortos de saber!
Así que perdonad la mia por insistir con el ejemplo:
¿Qué significa "más"? 
¿Dónde encontramos "más" números?¿Entre el uno y el dos o entre el uno y mil?
Naturalmente, entre el uno y el dos no parecen haber más números que entre el uno y el mil. Pero entre el uno y el dos está el uno y medio; y el uno con veinticinco; y el uno con ciento veinticinco; y... ¡tantos como entre el uno y mil!
Cristo, en la cruz, a todos nos perdona lo mismo; porque todos lo mismo le debemos: la Vida.

Y "más": ¿en qué consiste, cuál es ese "deber"? Lo sabemos, ¿verdad? "Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos"
Pero pasa que ni siquiera sabemos amarnos bien a nosotros mismos

Pablo, como la Magdalena, está cerca de la Verdad: "No soy yo, es Cristo quien vive en mí"
Y, si me lo permitís, yo añadiría (aunque solo sea este breve momento de fe) que por El, viven en mí mi chica, mis hijos, mis padres, mis hermanos, todos vosotros mis amigos.
"Más" me vale; pues por vosotros, por la fe que pongo en el amor que os tengo... en ese amor, por esta fe, ya estoy perdonado

martes, 1 de junio de 2010

Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

Gn 14, 18-20; Salmo 109; 1Cor 11, 23-26; Lc 9, 11b-17

"Curó a los que lo necesitaban"; (Dichosos los que tienen hambre...)

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Dadles vosotros de comer
Eran unos cinco mil. Muchos pueblos no los tienen. Y Jesús quiere darles de comer. Perdón: quiere que les demos de comer.
Ante nuestros torpes pretextos, ¿qué dice, qué hace?
¿Acaso acude al gobernador exigiendo (bueno no, al césar no se exige), pidiendo una subvención?
No; (ya digo) no se debe exigir al césar lo que se debe rogar a Dios.
¿Acaso recurre a las autoridades eclesiásticas?
No; bien se conoce la respuesta: "Aunque en mi piedad no lo tenga claro, en tu impiedad bien sabes por qué Dios así te ha castigado".
¿Tal vez reclama la ayuda de activistas multicolor?
Opino que tampoco; pues no sólo de pan se alimenta el hombre
¿Algo tan actual como una ONG?
Su Gobierno NO es de este mundo.

¿Sabría alguien explicarme porqué pidió Jesús que se sentaran “en grupos de cincuenta”?
Yo tengo una razón: es el límite entre lo cristianamente correcto de lo políticamente incorrecto

Si no es buena, criado del sumo poder, antes de abofetearme dime en qué he errado; mas si no puedes, golpea, que me daré por bien aventurado; quiero decir, por bien alimentado.

lunes, 31 de mayo de 2010

Una oración previa

Ayer descubrí
la belleza de unos campos
de sangre preñados.
Rojas amapolas
en verdes terrenos
con sueños azulados.

Ayer sentí
la esperanza de un llanto
de sangre derramado.
Rojas amapolas
que tornarán eterno
mi ser caducado.

lunes, 24 de mayo de 2010

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo"

Prov 8, 22-31; Salmo 8; Rm 5, 1-5; Jn 16, 12-15

"Único, pero no solo"

He realizado un pequeño estudio previo a compartir con vosotros la Hermosa Palabra de este domingo.
Creo que os gustará.

 Ir al enlace en Esperanzas en la Niebla

Y en seguida nos volvemos a ver.

martes, 18 de mayo de 2010

Domingo de Pentecostés

Hc 2, 1-11; Salmo 103; 1Cor 12, 3b-7. 12-13; Jn 20, 19-23

"Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo" 

  
¿Te acuerdas de la canción de Tomás?


Una entrada en cierto blog dominico (son todos tan recomendables que mejor omito la referencia exacta y así os invito a un mayor descubrimiento) ha despertado en mí una triada de cuestiones que intentaré concretar y compartir.
Mas cómo no, empezar con el saludo (muy de acorde con la tradición judía) que Jesús brinda a sus amigos: “Shalom Aleichem”, para a continuación mostrarles las manos y el costado. Me hace recapacitar el predicador que en ningún otra aparición Jesús ofrece esta visión, tan apetecida no obstante por la tradición occidental, de que podamos necesitar ver sus manos taladradas y su costado sangrante para poder reconocer e identificar al Resucitado.
Pienso que pudiera ser, a falta de recibir su Espíritu de Verdad, una falta de madurez o simplemente de comprensión de qué ha de ser para nosotros la razón de nuestra esperanza: Pues si son las marcas y señales que en nosotros, y en muchos casos a diario, deja el dolor y la muerte, entonces, sin duda somos los más desdichados del mundo.
Debemos anunciar (y denunciar) a este mundo la muerte de Jesús, del Justo y la de aquellos por los que dió su vida. Pero, sobre todo, de necesidad vital es proclamar su resurrección. Es la vida renovada y no la cruz ensangrentada la razón de nuestra esperanza. La cruz que veneramos en nuestros días es fruto de la madurez de nuestros padres, aunque pasados ya el segundo y tercer siglo de nuestra fe.
La siguiente cuestión pasa por preguntar abiertamente: ¿cómo pensamos que es “Resucitar”? Ante la falta de respuesta clara y contundente, muchos religiosos e incluso teólogos, prefieren nada decir… para no añadir divagaciones estériles. Craso error, a mi parecer. Pues siempre es mejor tener preguntas sin respuesta a que ésta sea no hacerse preguntas. Y un servidor, de espíritu soñador, mente científica y físico razonar, da gracias al cielo por encontrar en Dios Trino un Eterno Problema y en Él, un infinito deseo de encontrar la Verdad
Y ya, urgido por la necesaria brevedad, a modo de desenlace de esta compartida palabra, una referencia a otro blog amigo. Nos cuenta sor Cecilia de unos misioneros en Chad:”Se atreven a ser felices”
¡Qué otra cosa si no puede resurgir en nosotros, pese a cualquier signo o señal de muerte, que el gozoso sentimiento de que, con Jesús Resucitado en nuestras vidas, nada hemos de temer… ni siquiera a la muerte!
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu. Es ya el nuestro, un cuerpo eterno.
¡Atrevámonos a ser felices! Como aquel día, será éste un lenguaje que todo el mundo entenderá.

lunes, 10 de mayo de 2010

La Ascensión del Señor

Hc 1, 1-11; Salmo 46; Ef 1, 17-23; Lc 24, 46-53

"No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre"

Acabamos de celebrar fiestas importantes "en el nombre de María": Virgen de los Desamparados en mi querida tierra y, al otro lado del charco, Nuestra Señora de Luján.

¡Os fijáis qué se nos pide, qué se nos anúncia, qué se nos regala en las lecturas de la Palabra que hoy compartimos!
"Nos os alejéis de Jerusalén", ¡no os alejéis de la Madre Celestial!; aguardad en ella que se cumpla la Palabra del Padre, ¿recordáis...?
"Bienaventurados...

¡Volvamos, también nosotros con los apóstoles, los ojos, todo nuestro ser, hacia la Nueva Jerusalén!¡Entremos en su gozo, bendiciendo al Señor!

domingo, 2 de mayo de 2010

Sexto domingo de Pascua

Hc 15, 1-2. 22-29; Salmo 66; Ap 21, 10-14. 22-23; Jn 14,23-29

Promesa del Paráclito, del Espíritu Santo -Santo Espíritu Docente del Señor-
Todo el que se dedica a la docencia -ese arte complejo de enseñar y ser enseñado- sabe que si importante son los cimientos teóricos sobre los que adquirir una cierta habilidad o capacidad, más aún para tal logro es que el alumno recuerde, afiance, con nuevas prácticas -y cada vez de forma más autónoma- lo enseñado, lo aprendido.
¿Qué se nos ha enseñado?; ¿qué hemos aprendido?
A amar; a dar la paz... como el Maestro nos predica
Pero, nos indica Él, debemos hacerlo de una forma diferente a la escuela de este mundo: no sólo a quiénes nos aman, también 'al resto'; y no solo desear 'la paz', esto es, holgada hacienda y felicidad, como hacían los judios contemporáneos de Jesús, sólo a los que eran 'descencientes de Abrahám' (vamos, vamos, no seamos hipócritas; también ahora hacemos igual). También al que es radicalmente distinto -siempre según mi punto de vista- a mí.
Me va a salir un comentario más bien largo, pero cómo pasar de largo sobre lo que desde un principio ha mareado a más de un teórico: "El Padre es más que Yo". Es decir, es mayor.
Una aportación pretendidamente práctica: ¿Quien dice el Señor que es 'mayor'? Recuerdo lo siguiente: Juan es el más grande hombre nacido de mujer -¡pese que también el propio Jesús ha nacido de mujer!- pero el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él (Mt 11,11). Y también, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos (Mt 18,4)
Así pues, puesto que el evangelista Juan siempre identifica al Verbo encarnado como Hombre-Dios, podemos conjeturar que Cristo sea 'menor' no en cuanto humano (solución 'clasica') sino en cuanto terrenal. Pues lo terreno, aunque todo bueno, siempre necesitará la culminación de la voluntad divina, el cumplimiento del mandato del Padre Celestial: como Él nos ama.
No temamos no aprender la lección. Tenemos todo el tiempo del mundo para practicar. Y el mejor Docente

martes, 27 de abril de 2010

Quinto domingo de Pascua

Hc 14, 21b-27; Salmo 144; Ap 21, 1-5a; Jn 13, 31-33a. 34-35

Día de la Madre

"Porque creo en Tí, no creo en casualidades". Esta frase me persigue desde hace mucho tiempo.
Pues no ha de ser casualidad que el día que se nos mande amar como Él nos ha amado, sea también  día de quien nos ama hoy siempre menos que mañana:
"¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, Yo no te olvido"

Quien no ama como Él nos amó, llega a olvidar lo que amó en su amigo; que amó a su hermano.
Con demasiada frecuencia buscamos la gloria terrena, no la gloría celestial.
¿Qué entendemos, si no, por estar en la gloria? Jesús lo tiene claro: ser Uno con el Padre, ser amor como Dios es Amor.

Los primeros cristianos palpitaron en este mandato. Oid a sus contemporáneos:
"Se aman aún antes de conocerse"
"Ved cómo se aman entre sí y cómo están dispuestos a morir unos por otros"
"Tenían un solo corazón y una sola alma"

Sin duda, Jn 13 es a los Evangelios lo que 1Cor 13 a las Epístolas

Y no puedo terminar sin hacer un reflexión sobre la lectura del Apocalipsis:
 "... y el mar ya no existe"

Para los judios, los mares representan el abismo - el caos - En la mentalidad hebrea, lo contrario de Dios no es Satanás. El caos es la ausencia de todo, el vacío, la falta de amor; en la mentalidad hebrea, lo contrario de Dios es el caos.
 Ahora vemos como en un espejo de metal; cuando sepamos amar como Jesús enseñó a amar a Pedro (como primado de la Iglesia) veremos cómo Dios nos ama

lunes, 19 de abril de 2010

Cuarto Domingo de Pascua

Hc 13, 14. 43-52; Salmo 99; Ap 7, 9. 14b-17; Jn 10, 27-30

Anunciamos Nuestra Identidad. Proclamamos Nuestra Vida Eterna

"Yo y el Padre somos Uno"
Yo en primer lugar, ¿gramaticalmente -políticamente- incorrecto?.
"Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?"
También Jesús anduvo tras su propia identidad. También El, sobre todo El, tuvo que descubrirse, que anunciarse Hijo de Dios. Y proclamarse Uno con el Padre en el Espíritu Santo.
"Como tú, Padre, en Mí y Yo en Ti, que también Ellos sean Uno en Nosotros" Unidad en lo Unico. Identificarnos con lo Eterno
¿Quiénes decimos que somos? ¿Los Resucitados en Jesús?
¡Anunciémoslo, Proclamémoslo! -creyéndonoslo-; la valentía para ello se nos dará por añadidura.
Dios mismo consolará nuestros esfuerzos, aparentes fracasos.
Pues desde el Principio tenemos un Fin:
Apacentar en verdes colinas y beber en fuentes de agua viva.

Pd. Totalmente restablecido de mi "resfriado", ¿volvemos a compartir?

miércoles, 14 de abril de 2010

Tercer Domingo de Pascua

Hc 5, 27b-32, 40b-41; Salmo 29; Ap 5, 11-14; Jn 21, 1-19

18 Abriles... ¡especial momento para que nos pregunten:  ¿me amas? !

martes, 23 de marzo de 2010

Cerrado por reformas

Ando de reformas.
Tiempo es de ello. Para ello es nuestro tiempo.
No se bien qué pasará con este blog. Pues ¡es mi suerte! he de seguir compartiendo Su Palabra

Mientras tanto, nos vemos en este otro blog, donde curo mi resfriado

http://esperanzasenlaniebla.blogspot.com/

Nos vemos

jueves, 18 de marzo de 2010

Somos esperanzas en la niebla

Somos esperanzas en la niebla.
Soberbia, orgullo, vanidad, querer tener, más: querer tener razón, nos impiden ver, peor, nos impiden sentir más allá de nuestras narices.

Soy una esperanza en la niebla.
Solía decir: ayer y mañana os doy la razón; pero hoy dádmela a mí
¡Ya no la quiero; aborrezco la efímera razón! ¡Dadme, dadme un corazón eterno!
Un corazón humilde, pequeño. ¡No, pequeño no! ¡Grande, grande! Grande como un grano de mostaza.

Soy una esperanza en la niebla.
Mis padres (mis orígenes) también eran de un pueblo errante.
Pero me siento de aquí; y casi, casi fallero. Por eso no me pesa apilar mis anhelos de todo un año, ya perdidos, en una hoguera. Y prenderles fuego.
Que la llama, en la niebla, me hable de Ti y reavive la esperanza que estás allí, fuera, brillante en el Universo.

Somos esperanzas en la niebla.
Alargamos los brazos deseando sentir tu mano. Y tu voz; como bálsamo diciéndonos:
¿Estás cansado? Aquí, en mi regazo, toma aliento… ¡Ven a Mí!


Pd. Este tiempo de Pascua será ideal para tomar aliento y retornar a mí, a vosotros. Os lo prometo. Gracias.
Paradójicamente, no había considerado el significado de la letra original de la canción, ‘out of reach’
Jesús siempre está a nuestro alcance; somos nosotros quienes nos vamos ‘so far’, tan lejos

lunes, 15 de marzo de 2010

El Fin de esta Aventura

"Maquetas, párate un poco y ven acá. Ven acá, a descansar a mi lado, de espalda al abismo, a que hablemos un poco. No hay nada como la palabra compartida en amor y compaña para darnos fuerzas en este viaje"

Del Canto de las aguas eternas. Mi Religión y otros ensayos. Miguel de Unamuno

Casi todo en esta vida tiene un comienzo... y un final; si bien no lo esperaba yo tan cercano a su comienzo, de esta aventura.
Sigo uniendo mi voz a la de Unamuno en el convencimiento que nada mejor para compartir que Su Palabra.
Mi intención era que este blog fuera un punto de encuentro donde algunos de mi -nuestra- parroquia compartiesemos la Palabra y un poco de amor.

No todo tiene que acabar como esperábamos, aunque de ello confiáramos en el Señor. Él es Camino no porque necesariamente nos dirija los pasos sino porque siempre se brinda a andar con nosotros la senda que hemos elegido; porque no tiene ningún reparo en desandar con nosotros los pasos equivocados, los pasos que definitivamente no nos llevaban a nuestro destino.

Y hay muchas formas de hablar, de escribir, de compartir la Palabra.

Quizás, al menos por un momento, para mí sea la mejor forma leyendo y comentando vuestros escritos.
Allí nos veremos y compartiremos

Al + Mc