Jr. 33, 14-16; Salmo 24; 1ªTes. 3, 12-4,2; Lc. 21, 25-28. 34-36
Para esta monición hemos tenido la colaboración de Conchi (creo poder llamarla así).
Veréis; es la mujer de Fernando, sacerdote (entonces) que le diera la primera comunión a Mari Carmen, mi mujer. Después fué su profesor: de administrativo primero y de buena amistad después.
Compartimos con ella, Conchi, mi mujer y yo, la esperanza de que Fernando nos aguarda y nos ama en el seno del Padre.
Una vez más, el lenguaje escatológico de Jesús no pretende, para nada, infundirnos temor.
Bien al contrario, sabemos más que un deseo, es vocación de Jesus que no tengamos ni sintamos miedo.
Para eso ha venido, para liberarnos.
Pues tienen miedo los que se esconden, los que se ocultan. Los que agachamos la cabeza porque el agobio de la vida nos embota la mente y el corazón
Pero la Palabra que oiremos hoy nos hablará de alzar la cabeza y de una liberación que nos llegará a todos, por igual. Sí, por igual; no según nuestros "equitativos repartos", sino que a todos los que, de una forma u otra, procedemos para agradar a Dios, Cristo nos abrirá la puerta de la habitación que nos tiene reservada, en su ciudad santa, la nueva Jerusalén, justicia de nuestro Señor.
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Primer domingo de Adviento
ResponderEliminarPodría recurrir a la retórica figura de los círculos perfectos que parecen describir nuestra realidad: primaveras, veranos, otoños, inviernos; las caras de la luna, las mareas; días y noches; nacer…
Pero no. Apelaré al silencio (que todo se pega). Silencio para que la Palabra rompa los círculos viciosos en los que nos embute la cotidiana vida, atrapándonos en sus agobios y miedos. Silencio para descubrir que de los círculos lo importante es su centro: desobediencias y promesa de lealtad; mentiras y lo en verdad aprendido en la vida. Caer, pero lograr levantarse.
¿Qué romperá el círculo?: Pedir mantenerse en pie, firmes en Cristo nuestro centro.
En el evangelio de Lucas de este domingo dice: "no dejéis que vuestro corazón se endurezca por las preocupaciones de esta vida."
ResponderEliminar¿Qué significa esto?
-Un pan es duro cuando no se puede comer, se ha pasado su tiempo.
-Una persona es dura cuando no tiene compasión por sí misma ni por los demás.
-Una situación es dura cuando es muy difícil de vivir.
-Unas palabras son duras cuando hieren.
-Una mirada es dura cuando juzga y no perdona.
-Un corazón es duro cuando cierra su puerta a lo esencial de la vida,
cuando no se da
Un corazón es duro cuando la persona no percibe al Dios que le habita y que le rodea.
ResponderEliminarCiertamente es natural tener un corazón duro y agobiarnos con las preocupaciones de cada día.
Dios quiere que recemos en cada momento para mover nuestro corazón, ablandarlo, dirigirlo hacia la confianza.
A través de nuestro endurecimiento se cuela la Bondad divina, la Paz interior, la Alegría íntima de sentirnos amados.
«Las sendas del Señor son misericordia y lealtad».
ResponderEliminarPero quizás en este primer domingo de Adviento, el centro del mensaje sea:«Levantaros,alzad la cabeza; la liberación está cerca»
Levantar la cabeza es esencialmente de aquel hombre que a pesar de sus fragildades es capaz de pedir a Dios"Enséñame tus caminos,instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad"; y vuelve a pedir:"Enséñame, porque tu eres mi Dios y salvador". Es la oración de un hombre humilde que sabe que su Dios viene a salvarlo porque confía en él, en sus fieles precisamente cuando está sumido en sus dudas, en sus miedos y en sus fracasos.
«Levantaos, levantad la cabeza» es doble invitación de Dios a que confiemos en su misericordia; no sólo nos invita a levantar el cuerpo sino también el alma hacia una esperanza viva y vivificadora de tal forma que no nos sorprenda la noche oscura de las vanidades de esta vida y por eso en este evangelio tan sustancioso El Señor nos pide:«Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que no es Dios»
SANTO ADVIENTO
ESTOY A TU LADO
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P