jueves, 21 de octubre de 2010

Trigésimo Domingo del Tiempo Ordinario

Ec 35, 12 - 14. 16 - 18 (El Señor es un Dios justo que no puede ser parcial)
Salmo 33 (Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha)
2 Tim 4, 6 - 8. 16 - 18 (El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su Reino)
Lc 18, 9 - 14 (El fariseo y el publicano)

¿Cómo llamaremos al vaso que reciba la Gracia que se derrama?
Si la confianza es el bote que recibe la Misericordia y la paciencia la vasija que acoge la Justicia… ¿cuál es el recipiente que podemos proponer para recibir y guardar la Gracia de Dios?
Es la Gracia un bálsamo muy puro y preciado; necesita que este recipiente sea muy sólido para albergarlo.
Ahora bien, ¿qué hay más puro y consistente que la humildad de corazón?
Por eso, Dios da su Gracia a los humildes; justo por ello, pone su mirada en la humildad de su esclava
Y es justo así; porque un corazón puro no se deja ocupar por un mérito humano y, por ello, la plenitud de la Gracia puede derramarse aún más libremente.
Nos exhortaba Jesús el domingo pasado a fijarnos en lo que decía –sentir– el juez injusto. También este domingo nos invita a sentir lo que dicen dos personajes tan dispares.
¿Os habéis fijado en el decir –y sentir– del fariseo orando?
No era ladrón; ni injusto; ni adúltero. No descuidaba tampoco la penitencia. Ayunaba dos veces por semana; ¡daba el diezmo de todo lo que ganaba!
Pero estaba vacío de sí mismo; no se había despojado de sí; no era humilde; al contrario, era engreído.
No estaba preocupado por saber qué le faltaba para conseguir la vida eterna sino que exageró su mérito: no quedó lleno sino hinchado. Se marchó vacío por haber simulado la plenitud.
Y ¿habéis oído lo que decía –sentir– el publicano?
Éste, porque se humilló a sí mismo y tuvo cuidado de presentarse como un recipiente vacío, se pudo llevar una Gracia más abundante


Casi literalmente copiado de unas palabras de San Bernardo

En el Amigo,
al + mc

2 comentarios:

  1. BUENAS NOCHES:

    HOY EN EL SERMON DE MISA, NOS HAN DICHO QUE LA PERSONA MÁS HUMILDE ES LA QUE ESTÁ MÁS LLENA DE DIOS.
    POR ESTO NO DEBEMOS ENDIOSARNOS A NOSOTROS MISMOS, NI LLENARNOS DE EGOISMO.

    UN ABRAZO, SANTA NOCHE., Montserrat

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  2. Saludos, oportunas palabras...
    Dios te cuide...
    Útil blog.

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