miércoles, 9 de noviembre de 2011

Trigésimo tercer domingo del tiempo ordinario

Prv. 31, 10 -13. 19 -20. 30 - 31 ("Engañosa es la gracia") (?!!!)
Salmo 127                   ("Dichoso el que teme al Señor")  (!!!?)
Tes 5, 1 - 6                 ("Cuando estén diciendo 'Paz y seguridad'
                                     ... les sobrevendrá la ruina")  (????)
Mt. 25, 14 - 30              ("Tuve miedo")                           (!!!!)

No conozco señores más exigentes: que siembren (poco) y recojan (mucho) donde no (para nada) esparcen,  y a quienes tenerles miedo (todo) de oir "me voy de esta casa" que mis propios hijos.
Pero intento ser, especialmente para ellos, un empleado fiel y cumplidor.
Bien sé cuál es la ganancia de mis señores... ¿La habré de enterrar, porque ellos, ofuscados, inexpertos, prepotentes, así ahora -ganancia- no la entiendan?
¿Dejaré de atesorar para ellos la Sabiduría, tan necesaria... en este mundo y en cualquier tiempo?
¿Les dejaré hacer lo que quieran por miedo a que finalmente hagan lo que quieran?
¿He de enterrar mi talento que no es más que un enorme amor por ellos?
¡Si pudiera sentir indiferencia...!
Pero, mirad: no lo hago -enfrentarme a ellos- por temor a las tinieblas.
¡¿Puede haber mayor tiniebla que la incompresión de quienes más quieres y de quienes esperas no respeto sino -¡ay!- admiración por el esfuerzo y amor que les dedicas?!
Te hacen sentir como echado afuera, a las tinieblas...
Si actúo, ¡no podría hacerlo de otra manera!, es porque estos son mis talentos.
Y aunque mis señores son exigentes -he de cargar con mi cruz y mirar solo al frente- quiero, deseo, amo ser un siervo que, aunque sea por no saber hacer otra cosa, trata de ser fiel y cumplidor y obtener ganancias para  sus señores... que son mis amores

En el Amigo
al + mc

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