lunes, 24 de mayo de 2010

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo"

Prov 8, 22-31; Salmo 8; Rm 5, 1-5; Jn 16, 12-15

"Único, pero no solo"

He realizado un pequeño estudio previo a compartir con vosotros la Hermosa Palabra de este domingo.
Creo que os gustará.

 Ir al enlace en Esperanzas en la Niebla

Y en seguida nos volvemos a ver.

1 comentario:

  1. "El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena (...) tomará de lo mío y os lo anunciará"
    "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida"
    "Y la palabra que [me] escucháis no es mía, sino del Padre que me envió"
    "Lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer"
    "Yo y el Padre somos uno"

    Pese a las limitaciones del lenguaje para referirnos a lo trascendente (incluso pese a la poesía), no es desdeñable la riqueza de la Palabra Encarnada para anunciarnos al Padre

    No hay una "identidad" entre las Personas de la Trinidad; ni mucho menos una igualdad.
    No son complementarios ni suplementarios. No son equivalentes.
    Como muchas veces ocurre, para conseguir una definición, es más fácil decir "qué no es" que aportar un rasgo necesaria y suficientemente identificativo.

    Pero, ya metidos en lodazales matemáticos, ¿os habéis fijado en la "transitividad" de "lo comunicado"?
    Del Hijo, respecto de lo escuchado al Padre.
    Del Espíritu, respecto de anunciarnos la Verdad del Hijo

    ¿Os acordáis de la propiedad transitiva?

    Curioso que parezca "necesitarse" de dos para "conocer" a un tercero.
    Pero así es la transitividad, digo, El Amor de nuestro Dios.
    Trino, Único; pero no solo.

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