jueves, 14 de octubre de 2010

Vigésimo noveno domingo del tiempo ordinario

Ex 17, 8 - 13 (Victoria de Josué frente a Amalec, gracias a que Moisés mantuvo el bastón maravilloso en sus manos alzadas -ayudado por Aarón y Jur-)
Salmo 120 (El auxilio me viene del Señor)
2 Tim 3, 14 - 4, 2 (Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar)
Lc 18, 1 - 8 (El juez y la viuda)

Por una vez más, Jesús nos demuestra que sus parábolas no son "para listos"; que no es lo mismo que predicar "para tontos". Lo que pretendo resaltar es que en su comprensión, aparte de la razón, hemos de poner el corazón, el sentimiento.
Claro está que a este juez nada le importaba la justicia; pues si fuese el caso, amaría a los hombres y muy posiblemente respetaría, cuanto menos, a Dios.
No está tan claro que la viuda tuviese la razón para que la justicia que reclamaba le amparase. Lo único cierto es que confiaba en ella: "Hazme justicia frente a mi adversario"
Llegado este punto, debemos poner el corazón; pues desde pequeñitos nos enseñan que no se pueden sumar peras y naranjas: hemos de hacerlo por separado y contar peras por un lado y naranjas por otro.
Pues, claro también está, que cada uno entiende justicia según le toca, no tanto la razón como los sentimientos.
¿Que no lo ves claro?. Intento explicartelo:
Fíjate en lo que dice -sentir- el juez: "esta viuda me está fastidiando". Si de razones fuese la cosa, ¿cuánto crees que hubiese durado esa viuda sin recibir "un escarmiento" por su actitud? ¿O acaso crees que estas "actuaciones" las inventaron los gansters de los años veinte?
Pero fíjate un poco más; añade el juez: "no vaya a acabar pegádome en la cara" ¿Os atreveríais alguno de vosotros a pegar siquiera a un agente de los juzgados?  Bien, he buscado el posible significado de esta acción en aquella época con aquella gente; nada definitivo encontré. Así que voy a postular que al igual de las actuaciones prepotentes (en estos casos hablaríamos más técnicamente de prevaricación o abuso de poder) no son exlusivas de nuestro tiempo y cultura, así tampoco "la vergüenza" de verse abofeteado por un ser manifiestamente indefenso, muy por debajo de tus posibilidades y fortaleza y al que, por lo tanto, no debes devolverle el guantazo ("manos blancas no ofenden..." ¿os acordáis de este dicho?)
Así que Jesús nos hace fijar en los sentimientos y no tanto en las razones ni del juez ni de la viuda
¿Moraleja?
¿Cuáles son tus sentimientos cuando te acercas a hablar con Dios, que es Padre más que Dios?
¿Qué "justicia" esperas de El? ¿La misma que El te dará? ¿Lo sabrás ver y reconocer?
Por eso es cierto, también, que tántas veces necesitamos ayuda para saber hacerlo; para que nuestra oración sea eficaz
La propia Palabra necesita, -en un increíble misterio de amor ha decidido necesitar necesitarnos- que mediante su propagación por nosotros amemos en ella a nuestros hermanos.
Como Josué necesitó -y fiándose de él, le bastó- de Moisés. Y éste, pese a poseer el maravilloso bastón de Dios, necesitó de Aarón y de Jur para mantenerlo en alto.
Como la Palabra necesita de nuestra voz para amarnos.
Como yo os necesito y amo en estas palabras.

En el Amigo
al  +  mc

1 comentario:

  1. HOLA SU CHICO:

    EN ESTOS TIEMPOS QUE CORREN, ES DIFICIL PROPAGAR LA PALABRA DE DIOS.

    COMO TAMBIEN ES DIFICIL COMPRENDER SU JUSTICIA.

    A VECES NOS QUEJAMOS Y PREGUNTAMOS ¿POR QUÉ ME HA TOCADO A MI?. ESTO NO ES JUSTO.

    ENTONCES VALE LA PENA DEJARSE EN SUS MANOS Y CONTINUAR LUCHANDO SIN PREGUNTARSE NADA, SIMPLEMENTE CONFIAR EN EL.

    UN ABRAZO PARA TI Y TU CHICA, Montserrat

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