viernes, 17 de diciembre de 2010

Cuarto Domingo de Adviento

Is 7, 10 - 14            (El Señor, por su cuenta, os dará un señal)
Salmo 23                 (¿Quién puede estar en el recinto sacro?)
Rm 1, 1 - 7              (Jesucristo, nuestro Señor)
Mt 1, 18 - 24           (Dios con nosotros)

Aún a sabiendas que no debo interpolar nuestra forma occidental de pensar y actuar con las oriente y mucho menos de hace más de dos mil años, me cuesta creer (aunque sólo sea por mi vanidad de creerme un amante esposo) que José, al que la Palabra califica -como a muy pocos otros hombres- de justo, fuera a ser simplemente un marido apalabrado por las mutuas familias. Que no albergase un hondo y sincero amor por su futura esposa.
¿Cómo reacciona un hombre enamorado ante la aparente traición de su amada? No creo yo que "con justicia".
Pero he aquí que la Palabra nos dice de José que era un hombre justo... y no quería repudiarla.
¿Qué tiene que ver la justicia con el querer, con el sentir?
Para nosotros, el deber de anteponer "lo justo" a todo sentimiento es primordial y exigencia; incluso a los que creemos más grandes que nosotros mismos; incluso al amor. Y nos convertimos en esclavos de la injusta legalidad que, en todos los tiempos, en todas las culturas, intenta imponer la condena... sobre el mismisimo perdón que nos brinda el Salvador.
El perdón y sobre todo un perdón gratuito, sin prenda ni sacrificio por nuestra parte (o de parte de nuestro chivo espiatorio) nos escandaliza.
Al propio evangelista parécele escandaloso que José aceptara sin más a María, porque, fuese de quién fuese el niño que esperaba, él la quería. En su cultura, debía repudiarla... aunque fuera en secreto. Pero ello, no evitaría que el embarazo de María siguiese adelante... y con él finalmente la condena no se evitaría. Sí la vergüenza de José, su honor estaría a salvo de la "justicia popular"; sólo María moríria por adúltera
Y ¿a esto llama "justo" la Palabra?
La Palabra es Amor. Y José fue justo porque amó a María; porque llevó a su mujer consigo, no solo ante los hombres -a su casa-, sino donde ha de llevarse a la persona amada: en el corazón, donde ninguna otra razón que el amor manda.
Ahí, donde empieza y tiene significado "Dios-con-nosotros"
La concepción de Jesús pudo haber sido de otras maneras más grandilocuentes, al parecer del mundo
Pero Dios-con-nosotros sólo nace cuando dos o más se aman sinceramente, se escandalice quien se escandalice

Nos vemos ante el Portal
al + mc

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