martes, 1 de febrero de 2011

Quinto Domingo del Tiempo Ordinario

Is 58, 7 - 10            ("Parte tu pan con el hambriento")
Salmo 111               ("El justo jamás vacilará ... no temerá las malas noticias")
1 Cor 2, 1 - 5          ("... que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios")
Mt 5, 13 - 16           ("Alumbre así vuestra luz a los hombres...")

¿Nos volvimos sosos... y aburridos, siempre con las mismas cantinelas que la gente, harta, arroja fuera sin que importe quien nos pise?
Nos sentimos perseguidos, excluídos, minusvalorados y un largo etcétera. Pero ello implica que nos creemos líderes o guías perseguidos; que presumimos de sabiduría o conocimientos excluídos; que nos reivindicamos fuertes y elocuentes aunque el "mundo" no nos lo valore

Nada de ello es útil para el plan de Dios; lo hemos visto y oído en la Palabra del domingo pasado:  nada de ello.
Partir nuestro pan con el hambriento, con el pobre "dichoso"; apiadarnos misericordiosamente del que trabaja por la paz y es peseguido por anunciar la Buena Nueva: el Evangélio ¡y no esa retaíla de mensajes sosos que parecen pretender solo mantener privilegios adquiridos "según la tradición"!

Hace tiempo que ya no discuto con ningún compañero "laicista" (según gusta definir un alto predicador) sobre temas socio-religiosos. Simplemente, ya no hay tema; quizás desde que nos dejó el anterior Papa; tenía carisma y pretendió ser luz en lo alto del monte.
No digo que el actual no sea buen Papa ¡quién soy yo! Pero no le ven; pero no le veo. Pero, ¡ay!, ese es su oficio... dar luz... y no tanta pseudocientífica plática siempre con palabras y términos elevados.
¿No recuerda que Jesús alabó al Padre por escoger al sencillo, al torpe y a lo necio del mundo para revelarles su Amor? ¿A quién alumbra pues; a quién sazona nuestra Sacra Jerarquía?
Recemos por ella y por el Papa; recemos por nosotros.
Que sepamos dar luz a este mundo partiendo sin miedo y de forma clara -sin reservas amagadas- nuestro pan con el hambriento. Bienaventurados nosotros si así alumbramos a nuestro alrededor.
En el Amigo,
al + mc

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