martes, 15 de febrero de 2011

Septimo Domingo del Tiempo Ordinario

Lv 19, 1-2. 17-18   (Seréis santos, porque yo,el Señor,
                            vuestro Dios, soy santo)
Salmo 102               (El Señor es compasivo y misericordioso)
1 Cor 3, 16 - 23      (¿No sabéis que sois templo de Dios
                            y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?)
Mt 5, 38 - 48         (Sed perfectos, como vuestro Padre
                                celestial es perfecto)

No acabas de avisarnos: "si no sois mejores que los escribas y fariseos", mejor que los mejores, que ahondas pidiendonos ¡la perfección!
Y, ¿quién es perfecto sino Dios? ¿Acaso pretendes igualarnos a Él?
Sí; porque Tú lo eres: porque Él y Tú sois una misma cosa; porque quieres que también nosotros, así, seamos uno; en Tí.
El problema es que la mayoría sigue sin entender qué es ser perfecto
Pretenden  identificarlo con hacer las cosas bien, a la primera; sin equívocos ni tachones; con pulcritud; a su debido tiempo (pero siempre antes que cuaquiera).
No queremos ver que tal "perfecto" ser... simplemente no existe.
Quiero decir, a nuestro Dios, Padre, todopoderoso por definición, simplemente no parece interesarle nada  la retaíla anterior. (Cuánto nos gustan, en cambio a nosotros estas retaílas: fulano de tal es doctor de esto, master en aquéllo, una autoridad en lenguas vivas y muertas, experto...!)
Con nada de eso identifica nuestro Señor al Dios que debemos amar sobre todas las cosas. Así nos lo enseña:
Para nuestro Dios Padre la perfección es ser misericordioso. Por eso solo Él ES
Y por un misterio que sólo Él alcanza a entender, nosotros llegaremos a ser misericordiosos, como Él


En el Amigo
al +mc

No hay comentarios:

Publicar un comentario