domingo, 13 de diciembre de 2009

Cuarto Domingo de Adviento

Miq 5, 1-4a; Salmo 79; Heb 10, 5-10; Lc 1, 39-45

"lo que te ha dicho el Señor se cumplirá"
 
Cada uno de los que hemos colaborado en la realización de esta monición, hemos señalado una frase distinta:
“Aquí estoy yo para hacer tu voluntad”
“María se puso en Camino”
“Bendita tú porque has creído”
“Lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”

Desde antiguo, Dios se fija en lo humilde, en la pequeñez; en la voluntariedad de hacerse esclavo.
Es necesario nuestra entrega, la renuncia de nosotros  mismos, para que Cristo, en nosotros y por nosotros, pueda hacer  lo que siempre ha sido voluntad del Padre: ser un Camino de Encuentros: de nosotros con nuestros hermanos; de nosotros con El.
Por eso, al escuchar la Palabra de hoy, repitamos en nuestra mente y en nuestro corazón:
Si así lo creemos, así se cumplirá

3 comentarios:

  1. SE EN CAMINO

    Ponerse en camino para entrar en el otro, « La Virgen María y su prima Isabel»

    Siempre que nos ponemos en camino, realizamos un cambio de actitud en nuestra vida. Queremos hacer algo que está dentro de nosotros y que emerge impetuosamente. Cuando ese camino se realiza implica ciertos riesgos; no sabemos cómo y cuando alcanzaremos nuestra meta, no obstante…«Caminamos»
    Ese caminar puede ser en cuesta o en pendiente o la combinación de ambas circunstancias, pero siempre somos caminantes en busca de la felicidad.
    La entrega de uno a los demás es un darse pase lo que pase, «Darse al amor» sin cálculos de lo que nos puede costar el viaje peregrino de esta vida, es el que hizo la Virgen María al ir a ayudar a su prima Isabel en estado de gestación más avanzado que el de ella y con edad avanzada. La joven María partió sola y a prisa. El amor, nos hace correr hacia el otro hermano que nos necesita, cierto que a eso le llámanos«Caridad» pero personalmente me gusta más denominarlo «Obras de amor», porque como también lo expresa San Juan de la Cruz…«Al final de la vida nos examinaran del amor».

    Un misionero hace muchos kilómetros por zonas desérticas o selváticas, con una mula o un todo terreno 4x4 para llevar el evangelio a los poblados más recoditos de la tierra, pero no cabe duda que «Anda el camino del amor», mirando ya desde la perspectiva de un horizonte trascendental: a hombres, mujeres, niños y ancianos, que esperan el alimento corporal y espiritual.
    Cuando el misionero ha llegado al poblado, allí se realiza el encuentro; su saludo es de júbilo, de esperanza, es un encuentro que eleva el espíritu propinando alabanzas y agradecimiento por haber ido a su encuentro para ayudarles pasando por unos caminos tan peligrosos.
    La Virgen María, empujada por el amor, se puso en camino para ayudar a su prima Isabel para ser Madre y cuando ambas se encuentran, el amor aflora como una espiral hacia Dios, con un cántico de alabanzas y Dios que está presente, en su entraña (el espíritu Santo) clavada en esas madres, ambas se alegran en su encuentro y establecen el diálogo fraterno ambos hijos en sus senos maternos respectivos.


    Salgamos nosotros también a hacer este camino de ser servidores en las necesidades de nuestros hermanos. Abramos de par en par nuestro corazón para dar cabida en él a toda la humanidad sufriente, sin olvidar que quizás el que más nos necesita no está a Kilómetros de nosotros, quizás lo tengamos a nuestro lado y no nos damos ni cuenta.

    «PONGAMOMOS EN CAMINO; NUESTRO HERMANO NOS ESPERA»
    Sor.Cecilia Codina Masachs O.P
    «ESTOY A TU LADO»

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  2. Desde antiguo, el Señor nos señala un mismo Camino para llegar a Él: la pequeñez. Así nos lo recordará la profecía de Miqueas en la que se nos promete nada menos que Paz de Cristo
    La epístola incide en la vocación a la que hemos sido llamados: pedir, como María, que se haga en nosotros la voluntad del Padre por medio de JesusCristo, único con fuerza para llevarla a cabo, para hacer Su Voluntad y cumplir así todo lo que el Señor nos ha dicho

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  3. “Dichosa tú, que has creído” (Lucas 1, 45)
    El que cree lleva a todas partes y situaciones un diálogo íntimo, que conduce a la dicha.
    El que concibe a Dios en su corazón está por encima de los problemas cotidianos. No es que no los tenga, puede ser que incluso tenga más, los grandes santos están sometidos a grandes pruebas, pero no se hunde. Tiene a quién dirigirse, tiene con quien hablar interiormente, incluso con quien enfadarse.
    Dios mismo envía la desgracia, estamos en sus manos.
    Se trata de soportar y superar íntimamente el sufrimiento, que tiene un papel tan importante en esta vida, y de rescatar el amor, a pesar de todo.
    Los que creemos somos los depositarios de la confianza de todos los humanos. El que ve, lo hace por el que no ve. El que ama, también lo hace por el que no ama, es un encargado de salvar el amor, de transportarlo con su persona, de cuidarlo.
    Es un gran honor poder vivir en defensa del amor, es una llamada que nos hace ponernos al servicio de los demás y ser dichosos.

    Concepción P. Saura, 16 dic. 09

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